Difícilmente volveremos a ver un pontífice con las características y cualidades del Papa Francisco. Su legado va más allá de una religión y demostró que sí es posible la unidad entre seres humanos, sin importar culturas o creencias.
A una semana de su partida, Jorge Mario Bergoglio dejó más que una Iglesia huérfana. Su trascendencia como líder de la Iglesia católica rebasó fronteras y mostró una nueva manera de llevar la espiritualidad, transformando pensamientos y dogmas que durante años estuvieron muy arraigados.
Sus ideas, pero sobre todo, su óptica de cómo transmitir el mensaje de fe, esperanza y caridad —las virtudes teologales— a las nuevas generaciones, revolucionó desde sus cimientos a la propia Iglesia.

Crece desabasto de diésel
Francisco consiguió lo que ninguno de sus predecesores había logrado: que diversos sectores de la población que durante décadas habían descalificado a la Iglesia como figura apostólica, reconocieran que los tiempos estaban cambiando y dando paso a nuevas ideas más plurales, empáticas y, sobre todo, humanas. Tal es el caso del impacto que tuvo en la comunidad LGBT.
El hombre que fuera elegido aquel 13 de marzo del 2013 para llevar el timón de la barca de Pedro, ganaría simpatía rápidamente en casi todos los rincones del mundo.
Fue un Papa que lo mismo hablaba del capitalismo desenfrenado que del cambio climático, que invitaba a las diócesis del mundo a escuchar más a sus fieles en lugar de juzgarlos y criticarlos y que utilizó las redes sociales para difundir el Evangelio y desafiar a personas e instituciones con argumentos que casi siempre se viralizaban.
Durante sus 12 años de pontificado, Francisco fue un Papa cercano a la gente, pero sobre todo, a los más desprotegidos y necesitados.
Una de sus últimas acciones emprendidas —cuando todavía gozaba de salud— para dejar claro su mensaje de inclusión y unidad fue el documental titulado Amén: Francisco responde, en donde varios jóvenes de distintas partes del mundo platicaron con él en Roma, abordando diferentes temas de actualidad, como la migración, la sexualidad, la identidad de género y la libertad religiosa, en un encuentro sin precedentes.
De las tantas entrevistas que concedió a periodistas, jefes de Estado, deportistas y gente de medios, me quedo con una de las primeras que tuvo con la prensa italiana en donde se le cuestionaba sobre sus gestos de humildad y sencillez que lo empezaban a caracterizar en el inicio de su papado, a lo cual respondió: “A mí me dijeron que yo era el sucesor de un pescador, no de un emperador romano”. Ése era Francisco.
Ahora tendremos que esperar a que el Colegio Cardenalicio defina su Cónclave y elija a un nuevo papa, y no está por demás decir que esto podría tomar varias semanas.
¿Llegará alguien que continúe con las ideas transformadoras de Francisco? ¿Regresaremos a un pontífice pegado al guión y al protocolo? Al tiempo.
Basta por hoy, pero el próximo lunes… regresaréeeeeeeeeee!!!
