GENTE DETRÁS DEL DINERO

El síndrome Tren Maya en Apaseo el Grande

Mauricio Flores. *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Mauricio Flores. *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. Foto: La Razón de México

Apenas el pasado 7 de junio, al borde de la media noche, se presentaron las bases de licitación para concursar la construcción del primer tramo del proyecto ferroviario del actual Gobierno, el tramo de Apaseo El Grande a Querétaro, 30 kilómetros de los 3 mil km que se le encomendó tender este sexenio a la Agencia Reguladora de Transporte Ferroviario (ARTF), de Andrés Lajous; los participantes, cerca de 40 empresas que constataron su asistencia a la visita de obra efectuada el sábado 13 de junio, presentarían sus respectivas ofertas técnico-económicas el próximo 7 de julio.

En el sitio de la visita de obra se vio arribar una gran cantidad de camionetas enormes y lujosas con sus respectivos guardaespaldas con gafas oscuras y cara de pocos amigos: eran el boato de los ejecutivos adscritos a las constructoras que participaron en la construcción del Tren Maya —que coordinó el general Gustavo Vallejo— y cuyo presupuesto se triplicó hasta los 520 mil millones de pesos pese a las múltiples fallas y problemas técnicos.

¿Se repetirá la escalada de precios y costos al inicio del proyecto ferroviario estratégico para el transporte de personas? Ese 15 es la prueba, pero prueba crucial que permitirá a la ARTF medir sus capacidades técnicas y “calar” precios y proyectos de las empresas concursantes.

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Para Claudia Sheinbaum ese primer tramo también pone a prueba la capacidad de financiamiento y gestión gubernamental en su proyecto de mayor alcance… y no se puede arriesgar a que se repitan las prisas, errores, abusos y fallas constructivas del Tren Maya.

Y es que precisamente entre los que ya se anotaron para construir la ruta de doble vía entre Apaseo el Grande y Querétaro están varios de los mismos contratistas que hicieron con deficiencias y con cuando menos 36 mil fallas técnicas reportables en los tramos 1, 2, 3 y 4 del Tren Maya, al punto que, actualmente sea más rápido y barato, por ejemplo, viajar en Autobús o auto propio o rentado entre Mérida y Cancún que hacerlo en los convoyes que apenas surte la francesa Alstom, que aquí dirige Maite Ramos.

Vaya, entre las empresas que ahora quieren ganar la obra Tren Apaseo el Grande y Querétaro están las que intervinieron en el tramo 1 del Tren Maya; es decir, la portuguesa Mota-Engil y China Comunication Construction Company Limited; en el Tramo 2, o sea, CICSA y la española FCC Construcción; en el Tramo 3, grupo INDI-Gami con la española Azvi; y el Tramo 4, por Grupo ICA.

Esas empresas elevaron sus costos, generaron un severo déficit público, dejaron una serie de problemas de eficiencia operativa y de rentabilidad con los que ahora tiene que lidiar la Secretaría de la Defensa Nacional, a través del general Oscar Lozano Águila.

Y ahora buscan repetir la receta. Palacio Nacional y la ARTF tienen ante sí la oportunidad de hacer un eficiente y gran proyecto ferroviario… o repetir lo que falló.

Tortilla, ¿precios justos o de mercado? El acuerdo voluntario para reducir 5% el precio de la tortilla firmado en Palacio Nacional tiene varios mecanismos plausibles como el retomar los neoliberales esquemas de agricultura por contrato para maíz blanco (aunque la narrativa oficial utilice los ya consabidos eufemismos) que promoverá la Secretaría de Agricultura, a cargo de Julio Berdegué, y el financiamiento de 500 mdp para modernizar las tortillerías que se adhieran al acuerdo aplicado a través de Fideicomisos Instituidos En Relación a la Agricultura —también neoliberal— que lleva Jesús Alan Elizondo.

Esas acciones, incluido el suministro de maíz con el menor número posible de intermediarios, tiene por meta reducir los costos a lo largo de la cadena maíz-tortilla para llegar a precios de mercado que reflejen la oferta y demanda real. Los precios justos, por tanto, no existen.

Existen retos severos como abarcar a las 110 mil tortillerías y molinos que existen en el país y contener el “cobro de piso” que en lugares como Tabasco y Guerrero son pan de todos los días. Y también hay huecos institucionales en el plan: no se sabe si se convencerá a la CFE y a Pemex a que surta energéticos a menor costo, mismos que representan hasta 30% de los costos promedio de hacer tortillas.

Palomita a Kapital Bank. La buena es que Kapital Bank, que conduce René Saúl, recibió de Moody’s la calificación de A-.mx a largo plazo y ML A-2.mx a corto plazo, con perspectiva estable, dado su acelerado crecimiento y transformación operativa desde su adquisición en 2023. Vaya, la institución triplicó su captación, sumando 17,300 mdp al cierre de mayo de 2025 y una cartera de crédito a 7,600 mdp concentrada en pequeñas y medianas empresa. Además, reportó una utilidad neta de 75 mdp en el primer trimestre, con un retorno sobre activos de 0.2%. Es decir, señaló Moody’s, Kapital Bank tiene más de 100 mil clientes y se consolidará como el banco de las Pymes en los siguientes meses.

Centro SCOP y Román Meyer. No fueron pocos los señalamientos e información periodística que imputaron a Román Meyer obras deficientes y con un tufo a trampa —como el Parque Lineal en Río Grijalva, la expropiación de Terrenos en Xaltocan para la construcción del AIFA o los amagos a los ejidatarios de Santiago Teyahualco— durante su gestión como titular de Sedatu. Hoy, con un cargo menos protagónico como director de la Unidad de Proyectos de Infraestructura Urbana y Espacio Público de la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes, ejecuta la construcción del Parque Centro SCOP, en CDMX, donde estuvo la antigua sede de esa Secretaría. A ver qué pasa.

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