Esta semana da inicio la cumbre de las 7 grandes potencias globales y países invitados, como México. Este tipo de cumbre suele tener por objetivo buscar alianzas y acuerdos de cara a amenazas globales.
Se esperaba que los temas que circularan en la agenda fueran la búsqueda y apoyo a las energías sustentables, el cambio climático, los aranceles y la revolución de la inteligencia artificial, sin embargo, los recientes acontecimientos internacionales han dado un vuelco al tablero geopolítico complicando el panorama.
La guerra ha tomado el protagonismo al recrudecerse el conflicto entre Rusia y Ucrania. También la emergencia humanitaria ante las acciones de Israel en Gaza y el estallido de nuevas hostilidades entre Israel e Irán han tensionado el ambiente ante la expectativa del posicionamiento de las grandes potencias en torno a estos conflictos.

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Estos conflictos han presionado la economía global al darse un alza dramática en los precios del petróleo, llevando una situación que ya era alarmante a un escenario en el que varios países enfrentan una recesión que podría culminar con una crisis económica internacional. Al elevarse la inflación por el alza en una gran variedad de productos derivada de la guerra comercial provocada por los aranceles de Trump, la desestabilización de medio oriente le ha dado el tiro de gracia a la situación económica con el alza en el precio del crudo.
Con las potencias enfrentadas por sus distintas visiones en torno a estos conflictos bélicos y con sus intereses comerciales comprometidos por una situación económica internacional inestable, la probabilidad de que esta cumbre sea ocasión de llegar a acuerdos globales es reducida. Las probabilidades indican que será un evento de posicionamiento y de llamadas a la cordura, sin mucho más. Sin embargo, la cumbre representa una oportunidad interesante para México.
Canadá, el anfitrión, nos ha invitado avivando la esperanza de que esta ocasión ayude a realizar un encuentro entre Canadá, México y EU que sirva para disipar dudas en torno a la alianza comercial en la región. Del mismo modo, la presidenta de México tiene una ocasión inmejorable para buscar un entendimiento con EU en torno al tema migrante. Sin confrontar, mostrando la importancia de los trabajadores mexicanos en industrias clave estadounidenses. Esta es la carta que se puede jugar para intentar aliviar el dolor e incertidumbre que millones de familias viven en estos momentos.
Si bien la cumbre no parece que vaya a resultar en acuerdos y alianzas entre los miembros, podría significar una oportunidad para que al menos la alianza regional en América del Norte se fortalezca en un escenario geopolítico incierto que promete traernos muchos dolores de cabeza.
