TEATRO DE SOMBRAS

¿Qué vendrá después del populismo?

Guillermo Hurtado. *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Guillermo Hurtado. *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. Foto: La Razón de México

El avance del populismo, en sus distintas versiones, se advierte en casi todas las regiones del mundo. La democracia liberal retrocede sin que se vea la manera de que vuelva a recuperar la hegemonía.

El fenómeno tiene ya varios años. Sin embargo, hasta hace muy poco, la mayoría de los defensores de la democracia liberal se negaban a aceptar que el mundo ya no era el que ellos habían conocido a fines del siglo XX. Lo que afirmaban estos críticos es que el populismo era una especie de resfriado de la democracia liberal que se podría curar con el tratamiento adecuado. Ahora sabemos que ese análisis de la situación no estuvo basado en un examen objetivo de los hechos. Lo que ahora toca es estudiar al populismo para entender sus alcances.

No se sabe cuánto tiempo durará el periodo populista en el mundo occidental. El fascismo duró muy poco. El comunismo un poco más, pero apenas unas cuantas décadas. Suponiendo que el populismo entrará en declive —y que el mundo no llegará a su fin—una pregunta por hacer es la de qué vendrá después de ese régimen.

No hay garantía de que después del populismo venga otra forma de democracia, más bien, lo que parece es que vendrá algo diferente, una especie de régimen totalitario dirigido por un grupo muy pequeño de personas, probablemente los dueños de la inteligencia artificial, que controlará nuestras vidas de manera absoluta.

Podemos imaginar que la manera en la que ejercerán ese control es semejante a la que ya tienen en el plano económico, salvo que en el futuro lo será también en el plano político. Pensemos cómo funciona el mercado hoy en día: se nos ofrecen productos que nosotros adquirimos de acuerdo con lo que creemos es lo mejor para nosotros, pero en realidad todo está orientado a incrementar las ganancias de unas cuantas corporaciones. Algo semejante sucederá en la política, tendremos algunas opciones, escogeremos las que nos parezcan, las que más nos conviene, pero, en realidad, estaremos apuntalando el poder de un pequeño grupo que controlará el proceso desde el principio hasta el final.

Es probable que en ese régimen se limarán las asperezas del populismo, se atenuarán sus tensiones internas, se hará más científica la manipulación de la voluntad individual, se utilizarán medios de control tecnológico más poderosos.

El reto que se presenta a quienes no vemos con buenos ojos un futuro de ese tipo es imaginar cómo podría ser una democracia post-populista. Nótese que la pregunta es sobre una situación post-populista, no sobre el regreso a una etapa pre-populista, es decir, al antiguo régimen de la democracia liberal. Dudo que haya vuelta atrás. Después del populismo la democracia tendrá que adoptar nuevas formas de hacer política si pretende seguir existiendo. ¿Será eso posible en un mundo ultra tecnologizado, como parece que será el de nuestro futuro?

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