El gobierno español vive una auténtica crisis política interna que ha sido aumentada por acontecimientos como el reciente apagón y el encontronazo entre Pedro Sánchez y el presidente norteamericano en la cumbre de la OTAN. España no sólo se quedó sin luz, sino que fue la única en no acatar el subir el gasto en defensa aun un 5% de su PIB, desafiando al presidente Trump y quedándose sola en la línea de fuego. La presión aumenta y el PSOE de Sánchez seguramente tendrá que afrontar unas elecciones generales yendo en caída libre en las encuestas.
El renombrado Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) ha publicado encuestas periódicas en las que puede percibirse con claridad cómo el PSOE ha perdido terreno en las preferencias electorales mientras que partidos como VOX, tercera fuerza política de España, viene en ascenso. El PSOE cae siete puntos porcentuales y se mantiene aún en primer lugar con un 27% de la intención de voto, seguido por un PP que no se mueve y mantiene un 26.5%, y Vox gana seis puntos y alcanza el 19%. Son malas noticias para el presidente Sánchez, puesto que ahora la oposición al partido socialista ya tiene en la mira una alianza que los dejaría fuera del gobierno en un momento por demás vulnerable.
El PSOE no puede culpar a la red eléctrica o a la OTAN de su desgracia, la principal razón por la que cae en las encuestas es el escándalo de corrupción que pesa sobre sus espaldas. Funcionarios de alto nivel del gobierno de Sánchez están inmersos en acusaciones graves por las que incluso miembros del partido le han pedido al presidente que dimita. Sin embargo, Sánchez sigue siendo el político mejor posicionado en la mente del electorado y, haciendo un cálculo arriesgado, ha optado por permanecer al frente del gobierno.

El que entendió entendió
El gran ganador en este escenario caótico es Vox, que ha ido haciéndose presente en la mente de los españoles blandiendo el librito del populismo de derecha. Machacando sobre los errores del gobierno y blandiendo la espada antimigración como si fuese una varita mágica que fuera a acabar con el crimen y el problema de vivienda que se vive en la Península Ibérica.
La migración no está entre los principales temas que preocupan al electorado según la CIS, sin embargo, poco a poco Vox ha colocado este tema que es tan fácil de manipular y que tanto arrastre emocional tiene en el votante. Es muy probable que Vox siga con su reciente campaña que pide la deportación de los migrantes, de sus hijos nacidos en España e, incluso, de los no nacidos en España, aunque puedan ser españoles. El odio no conoce de razones, pero es una herramienta poderosa para ganar votos fáciles. Un discurso que le dará a Vox una palanca política para ascender en la escalera del poder.
