La certificación pendiente a Santa Lucía

En Palacio Nacional hay gran preocupación, porque con todo el contexto internacional, pero sobre todo con temas internos de economía, y de seguridad, se ha demorado lo que parecía un hecho. Hablo de la certificación pendiente al Aeropuerto Felipe Ángeles, mejor conocido como Santa Lucía. El tema es que se sabía que era complejo tener el beneplácito de la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI) y de The Federal Aviation Administration (FAA). Lo que se pensaba era tener el respaldo para el inicio de operaciones que si bien arrancarán sin ese texto oficial, la terminal aérea se consolidaría, y daría como un hecho su obtención.

Trece días son los que faltan para la inauguración del AIFA y el aval como aeropuerto internacional que cumple con los requerimientos de diseño, seguridad y operación conforme los niveles de seguridad operacional impuestos, no llega a la oficina presidencial. De hecho, nos cuentan que con todo el trabajo que tiene el canciller Marcelo Ebrard, constantemente se le busca para preguntarle cómo va el asunto. La respuesta que se le da es que hay pendientes por cumplir, no sólo el de seguridad de diseño de aeródromos, también el operacional para la aviación internacional.

Un tema que no gustó en el extranjero es el que tiene que ver con lo que la Agencia Federal de Aviación Civil (AFAC) emitió el 3 de marzo, una declaratoria de saturación de pasajeros de los edificios terminales del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM). Lo anterior enviaría el mensaje a las aerolíneas para que avancen con sus operaciones que tendrían que hacer a partir de la inauguración de Santa Lucía, las cuales han visto con recelo esto y han enviado el mensaje a través de la Cámara Nacional de Aerotransportes (Canaero), que simplemente atina a decir que analizará la decisión y sus implicaciones.

El Programa Sobre Valorización de Aeropuertos Extranjeros de Seguridad Operacional (FASAP), de la FAA es lo que tiene sonando constantemente el teléfono rojo de la oficina presidencial. Nos dicen que la presión sube de tono cuando la AFAC se encuentra degradada a nivel 2 por no cumplir con los estándares de seguridad impuestos internacionalmente por la OACI y la FAA. El destino hasta ahora es que eso que se presumirá y de lo que se hará una fiesta monumental es que termine por ahora como un museo de mamuts, lejos de la Ciudad de México, en el que se podrán tomar vuelos de aeronaves como un aeródromo regional civil-militar con vuelos domésticos, así de fácil, con un Sistema Aeroportuario Metropolitano bajo el brazo de un proyecto fallido, y sí, con un Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México cayéndose a pedazos. Veremos si logran algo antes de esa gran “fiesta nacional”.

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