Montserrat Salomón

La tibieza de Biden

POLITICAL TRIAGE

*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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Joe Biden vive, probablemente, sus últimos días como presidente de Estados Unidos. Incapaz de generar certidumbre entre los votantes demócratas e independientes, su principal carta en las próximas elecciones presidenciales es la del profundo rechazo que buena parte del electorado siente hacia su contrincante, Donald Trump.

Cuando fue elegido presidente mostraba sus credenciales impecables y su amplia experiencia, seguridad y capacidad de diálogo con la oposición. Ante el escenario caótico que dejaba un Trump errático y polarizante, Biden prometía ser ese remanso de paz que llevaría a EU nuevamente al rumbo de la estabilidad y el progreso. Sin embargo, aunque la economía marcha bien, la reconciliación social no fue posible en buena medida porque Trump nunca dejó de agitar el avispero. Biden fue incapaz de atraer los reflectores hacia su trabajo y también fracasó en localizar un sucesor que pudiera hacerle frente a un Trump desesperado por volver.

Si bien su partido se ha diluido en liderazgos demasiado regionales y con poco arrastre a nivel federal, el presidente no ha querido dar un paso al costado para jugársela con una nueva generación de políticos que pudieran marcar una alternativa al escenario actual.

Biden no ha sido el líder aglutinante que ilusiona y recompone la cohesión social. La mayoría de los votantes demócratas lo cree demasiado viejo para gobernar y no encuentran en él carisma, fuerza o propuestas innovadoras que puedan sacar adelante los retos que más les preocupan. Lo ven tibio en cuanto a la acción climática, incapaz en relación a la migración ilegal y omiso en la escena internacional.

En este último punto Biden ha sido poco menos que decepcionante. EU ha ido perdiendo presencia y liderazgo por la inestabilidad de su política interna. Además, Biden ha mostrado cierta torpeza al retirarse de Afganistán, permitiendo sin más el regreso de los talibanes. También retiró sin acuerdos claros y contundentes las medidas económicas contra Venezuela, permitiendo que Maduro se recapitalizara sin comprometerse a permitir que la candidata de la oposición participe en las elecciones. Posteriormente, Biden tuvo que dar marcha atrás y reinstalar las medidas de presión ante su torpeza diplomática. Para cerrar con broche de oro, Biden tampoco ha sido capaz de mostrar una posición clara y firme en el conflicto en Gaza. Sus débiles peticiones de mesura a Israel son ignoradas sin más por su primer ministro, quien sí logró sacarle la promesa de un apoyo incondicional en caso de un contraataque en los diversos frentes que él mismo ha abierto.

Así, indeciso, titubeante y sin logros ni estrategia, Biden se enfrenta a su destino en una elección que debilita por minuto la imagen de EU en el mundo.