Valeria Villa

10 rasgos de la salud mental

LA VIDA DE LAS EMOCIONES

Valeria Villa*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Valeria Villa
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Por:

Una buena vida no es sólo la ausencia de síntomas. Nancy McWilliams ha elaborado una lista de 10 cualidades de la salud mental. Esta lista puede servir para observarse, evaluarse, reflexionar y tal vez buscar terapia para trabajar en lo que queremos mejorar:

1. Apego seguro, seguridad: confianza sin tormentos sobre la solidez de los vínculos. El apego seguro se puede medir en personas que logran quedarse en relaciones amorosas o laborales cinco años o más o dos años o más en terapia.

2. Continuidad del self: algunos sienten que son muchas personas al mismo tiempo y no ven continuidad en lo que han sido a través del tiempo. Parece que el niño que fueron es un extraño. Al preguntarles cómo se ven en cinco años, quienes tienen continuidad del self pueden imaginar algunos escenarios, quienes no, no pueden pensarlo.

3. Agencia: quiere decir eficacia, autonomía, la convicción de que podemos influir en nuestra vida. A veces preguntamos ¿por qué te casaste con esa persona? y la respuesta es no sé. Algunos viven como si las cosas les pasaran. La agencia es saber que se puede negociar lo que uno quiere. Quienes no tienen agencia están resentidos porque no saben expresar sus necesidades y los demás no las adivinan.

4. Autoestima: realista y confiable, suficientemente buena. Es la certeza de que las cosas han salido más o menos bien. Los perfeccionistas tienen criterios demasiado estrictos y sufren porque se sienten miserables ante cualquier error o maravillosos y brillantes cuando algo sale muy bien.

Una autoestima confiable quiere decir que se puede recibir una crítica sin colapsar. Alguien que se conserva humilde en el éxito y tranquilo en los fracasos. Una autoestima inflada, grandiosa, es un mecanismo defensivo de sentimientos de inferioridad y minusvalía.

5. Resiliencia: relacionada con la modulación de los afectos. Quien es resiliente no reacciona exageradamente y despliega defensas maduras como el sentido del humor o la sublimación. Es capaz de hablar consigo mismo y regularse, tiene un yo fuerte que atravesará cosas difíciles pero seguirá siendo el mismo. No está claro por qué algunas personas se fortalecen con los problemas y otras no. La psicoterapia es útil para aprender a enfrentar las dificultades de manera más adulta.

6. Autoreflexión y mentalización: la reflexión sobre una misma quiere decir ser capaz de ver las cosas que nos pasan “desde afuera”. Ver lo que queremos cambiar sin sentir que todo en nosotros está mal. Se le llama insight, la capacidad de mirar hacia adentro, de ver la propia mente gracias a la función reflexiva. La terapia ayuda a desarrollar la capacidad de verse haciendo preguntas: ¿qué detona ciertas emociones? ¿cuándo nos sentimos paranoicos, observados, criticados, vigilados?

También se trata de imaginar la experiencia subjetiva de otras personas. Ver a los otros como sujetos a los que les pasan cosas y no sólo como piezas de nuestro tablero. Ser capaz de imaginar cómo es la experiencia del otro es la base de la empatía y la compasión.

7. El sí mismo y la comunidad: hay necesidades personales y comunitarias. Enfatizar en exceso lo que una necesita puede ser en detrimento de la comunidad. Hay una tensión entre estos dos polos, lo sano es encontrar cómo ser fuerte en los dos. Poder darle la importancia que tiene lo personal, los hijos, la pareja, la familia y la comunidad. Una patología cultural es pensar que la salud mental sólo tiene que ver con estar bien en lo individual.

8. Vitalidad: los pacientes más difíciles de ayudar son los que se sienten como muertos por dentro. No se trata de una depresión sino de anhedonia, la imposibilidad de sentir placer de vivir. Para estar realmente vivo es necesario que haya algo que nos importe. En terapia es más fácil trabajar con alguien enojado y colérico que con alguien a quien no le importa nada. Los pacientes sin vitalidad suelen ponerle el reto al terapeuta de que los regrese a la vida, porque nadie lo ha logrado.

9. Aceptación: de las cosas que no van a cambiar. A veces la terapia se trata de aceptar lo que es de un modo y no puede ser de otra forma. Aceptarse a uno y a los otros, tolerar los afectos negativos y los duelos que no se han procesado. A veces en terapia se empeora antes de mejorar porque hay mucha tristeza y mucha rabia oculta y puede sentirse insoportable cuando empieza a salir, para moverse después al perdón y a la gratitud. Aceptar incluye ser capaz de ver y de agradecer lo bueno. Aceptar la mortalidad puede hacer la vida más valiosa.

10. Amar, trabajar y jugar: es la fórmula freudiana para curar la neurosis. Amar a la gente como es en vez de idealizarla, tratar a los otros como sujetos no como objetos, trabajar en algo que tenga significado. Jugar, asociado a la capacidad de disfrutar, cantar, bailar, hacer deporte, ir a conciertos.

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