a

2018: una década de retraso en el presupuesto al Turismo

Por:
  • gerardo_garcia

Sirve para presumirlo; pero no se piensa necesario alimentarlo. Se considera como uno de los grandes logros, pero se le recorta el presupuesto. Es simplemente pensar que cuando algo se fortalece, no requiere de apoyo. Como si un empresario dejara de invertir en aquella empresa que está en franco crecimiento, porque no lo necesita.

El amor, pues, no se reflejó en la nómina.

Este año los logros de la industria turística mexicana han sido utilizados invariablemente por el gobierno federal –y algunas administraciones estatales- como parte fundamental de un discurso que habla de su éxito. El octavo lugar en el ranking mundial en la llegada de turistas de la Organización Mundial de Turismo, el rompimiento de marcas en derrama turística o en el crecimiento del mercado interno. Cifras que han sido el sustento de un discurso triunfalista. Sin embargo, de nueva cuenta en la administración del presidente Enrique Peña Nieto, los recursos económicos que se le asignan al Ramo 21 –Turismo- en el Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación que se entregó a tiempo la semana pasada en la Cámara de Diputados, resultan en una reducción de lo que se le entregaba apenas dos años atrás.

De acuerdo con el documento entregado por la Secretaría de Hacienda, al Ramo 21 se le asignaron tres mil 716 millones, 225 mil 884 pesos. Una reducción de más de 200 millones de pesos sobre los tres mil 947 millones 225 mil 884 pesos que se le aprobaron para este 2017; y una reducción considerable contra los cinco mil millones 911 mil pesos que se le aprobaron para el 2016. Lo propuesto para el 2018 se puede equiparar con lo que se le asignaron en el 2007. Un atraso de una década en el presupuesto del sector que se le considera emblema en esta administración.

Algo no cuadra, pues.

Hay que reconocerlo: el presupuesto al sector Turismo creció como nunca antes entre los años 2007 y 2013. En los años que correspondieron a la administración que encabezó Felipe Calderón, hay que destacar que ello no sucedió por una decisión del Poder Ejecutivo, sino que año tras año en el Poder Legislativo les enmendaron la plana y le asignaron más recursos hasta llegar a los seis mil millones del 2013, partiendo de poco más de tres mil quinientos en el 2007. Cabe destacar que entre el 2008 y el 2012 se vivieron los peores años en la industria turística mexicana y generó menos recursos a las arcas nacionales. La inversión creció; mientras su aportación decreció.

Y pareciera que se ahora la decision se fundamenta en: mientras más recursos genera el sector, menos presupuesto hay que darle. Consideremos que el 2013 fue el año en que se le asignaron más recursos al Ramo 21 y fue el año en que comenzó la recuperación del sector luego de un lustro terrible. Del 2015 al 2017 han sido los años en que el Sector Turismo ha registrado las mejores cifras en la historia de México. Los años en los que más turistas han llegado al país y en los que más derrama se han generado. La inversión pública decreció aunque el éxito de la industria no menguó.

Pensar en que a menos inversión pública hay mejores cifras en el turismo es una barbaridad. El resultado de estos años, partiendo del 2013, donde comenzó la recuperación del sector, es también el resultado de los años en que mayor inversión se destinó a este ramo. Años en los que se apoyó a muchos destinos construyéndoles infraestructura. Es cierto que la promoción institucional no ha menguado, pero ello es resultado que ese recurso de manera directa del Derecho a los No Residentes, que es lo que se cobra a los extranjeros que arriban al país a pernoctar; pero no sucede igual con el presupuesto público para infraestructura turística y el desarrollo de los destinos.

Parece, pues, que en el gobierno federal consideran que a un sector con éxito, no vale la pena invertirle.