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AMLO y los corruptos

Por:
  • manuel_lopez_san_martin

Andrés Manuel López Obrador nadie le puede negar su enorme capacidad como candidato. Es el político mexicano que mejor hace campaña. Tiene práctica. Lleva 16 años en eso. Es su mejor estado.

Es, como pocos, un político de tierra, que camina, que conecta en la plaza pública, que habla el lenguaje de la gente y a quien una parte no menor del electorado percibe como cercano, como auténtico. Tiene un guión bien escrito que repite desde hace años. Y, lo más importante, ante la corrupción y la desigualdad, su discurso es uno vigente.

Eso tiene su mérito. Imposible no reconocérselo. AMLO se vende como nadie. Pero de eso a que en los hechos el tabasqueño sea lo que vende, hay un trecho.

El miércoles, en uno de sus recorridos por la capital del país, dijo, después de asegurar que “todos los partidos políticos han traicionado al país”, que Morena es una bendición para el pueblo.

“Morena llegó como una bendición. En el momento en que se corrompieron los dirigentes de los partidos, supuestamente de izquierda, en ese momento surgió Morena, que es la esperanza y, no sólo eso, la única esperanza de México”, pontificó, como líder de una Iglesia hablándole a sus fieles.

Parte de una estrategia, sin duda. Debatible. Lo que no puede estar sujeto a discusión es lo que dijo después. Ahí sí, el tabasqueño se mordió la lengua.

“No queremos nada con los corruptos, que quede claro”, comentó.

Muy bien que lo aclare. Mal que no lo ponga en práctica. Andrés Manuel dice que no quiere nada con los corruptos, pero los arropa y les da cobijo en Morena. No quiere nada con los corruptos, pero los tiene demasiado cerca.

AMLO está cercado por quienes tienen señalamientos por corrupción, como el presidente de Morena en la capital, Martí Batres, señalado por el escándalo de la leche contaminada Bety; el coordinador de su partido en la ALDF, César Cravioto, implicado en el tema Casitas del Sur; Claudia Sheinbaum y Carlos Ímaz, inmersos en los videoescándalos de 2005; el exdelegado en Gustavo A. Madero, Francisco Chiguil, corresponsable de la muerte de 12 personas en el News Divine; la exjefa delegacional en Iztapalapa, Clara Brugada, célebre por el escándalo de Juanito… vaya, hasta el artífice de la caída del sistema Manuel Bartlett es

su incondicional.

Y eso que no hablamos de la opacidad en la construcción de segundos pisos, los escándalos de su entonces secretario particular, René Bejarano, o su exsecretario de Finanzas en el gobierno capitalino, Gustavo Ponce.

La lista es larga. Qué bueno que López Obrador no quiera nada con corruptos. Bien podría empezar por limpiar la casa.

  Off the record... Muchos señalamientos en poco tiempo contra el jefe delegacional en Milpa Alta, Jorge Alvarado. Historias de enriquecimiento desde el gobierno y amiguismo pululan. Ahora se agarró a golpes contra un ciudadano que le reclamó su actuar. Se queda solo porque pocos valientes en el PRI lo van a arropar. Bomba de tiempo.

m.lopez.sanmartin@gmail.com

Twitter: @MLopezSanMartin