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Estrategia contra el más doloroso de los delitos

Por:
  • larazon

Renato Sales H.

Hace unas pocas semanas, el 12 de marzo, ante los gobernadores de la zona centro del país y el gabinete de seguridad en pleno, en el marco de la Estrategia Nacional Antisecuestro, el gobernador de Morelos, Graco Ramírez, se comprometió explícitamente a dotar de un nuevo inmueble a la Unidad Especializada Contra el Secuestro en este estado. Y éste quedó inaugurado el pasado martes.

La complejidad asociada con la investigación de este terrible delito, el más lacerante de los delitos, requiere de una respuesta pronta y eficaz. Pero requiere también de instrumentos técnicos modernos, de personal capacitado, de personal adecuado, evaluado, certificado y requiere, por supuesto, de instalaciones dignas en la que los familiares de la víctima, que son víctimas también, víctimas indirectas, se perciban arropadas, protegidas, comprendidas; un ámbito de confianza, un punto de encuentro entre la autoridad y la ciudadanía, en el que la denuncia se posibilite.

Debe existir también un espacio en el que la autoridad y la sociedad confluyan, se encuentren. Ese espacio, a mí no me cabe la menor duda, es la estrategia contra este delito.

No hay delito que duela más, que afecte con mayor hondura la dignidad humana que éste, que pretende convertir en cosa, en mercancía a la persona, que hace de una persona el objeto del más vil de los regateos.

Y es la estrategia y las tácticas contra el secuestro, de éste, el más doloroso de los delitos, también un espacio que debe preservarse al margen de las diferencias de partido, al margen de las diferencias políticas.

Este enfrentamiento de la sociedad y del gobierno contra el secuestro debe convertirse en lo que algún día dijo Jesús Reyes Heroles, en lo que debe ser un acuerdo en lo fundamental, un acuerdo en lo esencial, pues todos coincidimos en defender vida y libertad, pues vida y libertad son los bienes jurídicos por excelencia. Son los bienes jurídicos que tutela, básicamente, el derecho penal.

La contención, la disminución de los secuestros en Morelos, tendrá que ver con la conjunción operativa de dos ideas que son fundamentales, dos ideas básicas para la recuperación del México en Paz que todos anhelamos: voluntad y coordinación. Voluntad política, personal, del titular del ejecutivo estatal y capacidad para coordinarse auténticamente, para coordinarse de verdad.

En el diagnóstico que el programa sectorial de la Secretaría de Gobernación recoge para el tema de Seguridad y Justicia, se lee que el crecimiento de las organizaciones criminales encontró un escenario de escasa coordinación entre los tres órdenes de gobierno, una creciente desconfianza entre corporaciones de seguridad y resistencia a la colaboración conjunta. Lograr una política de seguridad que reduzca la violencia y la delincuencia exige dar prioridad a la construcción de esquemas de coordinación permanente y reconocer la dinámica regional del fenómeno delincuencial.

Todos los sectores de la sociedad debemos concurrir, confluir, acercarnos, coordinarnos para erradicar este delito. Hoy en Morelos se avanza en el mando único policiaco, se instalan corredores para garantizar la seguridad de los turistas, el Secretario de Seguridad Pública y el ahora Fiscal General del Estado y el Secretario de Gobierno se acercan a la ciudadanía con el gobernador para escuchar las demandas ciudadanas.

Esto es básico, porque así se creará la infraestructura necesaria para servir, en la idea de que somos, precisamente, servidores públicos. No funcionarios; servidores públicos. Sólo así, tomando conciencia de quiénes somos, y a quiénes nos debemos, vamos a poder detener secuestradores, procesar secuestradores, sancionarlos con severidad y terminar con este delito que nos daña. Ese, creo yo, es el camino correcto.