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La pesadilla del sargazo

Por:
  • bibiana_belsasso

Quintana Roo enfrenta un grave problema ecológico que está afectando seriamente sus costas y, por lo tanto, al turismo, principal actividad económica que tan sólo en 2017 dejó una derrama de 8 mil 810 millones de dólares.

El estado se encuentra al borde de una emergencia nacional por sargazo, que, debido a su naturaleza, ha entorpecido las actividades acuáticas preferidas de los turistas, como nadar, bucear o practicar el snorkel; bueno, de hecho hasta comer en los restaurantes de la costa resulta incómodo debido al mal olor que desprende esta macroalga.

Por si fuera poco, el color azul turquesa que caracteriza las playas del Caribe mexicano podría desaparecer debido a la carga masiva de macroalgas que aporta contaminantes y materia orgánica que, además de generar erosión, podría modificar el ecosistema de la zona.

Pero vayamos por partes, ¿sabe usted qué es el sargazo?

El sargazo (sargassum) es una macroalga de color pardo o verde negruzco que puede crecer varios metros; se entrelaza con facilidad, lo que crea fuertes “islas” que son capaces de sobrevivir a las fuertes corrientes del mar Caribe.

Se sabe que proviene del Mar de los Sargazos, cerca de las Islas Bermudas y del norte de Ecuador; se acumula frente a las costas de Brasil y gracias a las corrientes marinas llega al Caribe.

Debido a que el sargazo aparece en zonas tropicales y costeras, el Golfo de México y el mar Caribe ofrecen un ambiente ideal para su proliferación.

De acuerdo con Rosa Elisa Rodríguez Martínez, investigadora del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología de la UNAM, no hay una teoría clara sobre su origen; algunas apuntan al cambio climático, que a su vez ha modificado las corrientes marinas. Otra hipótesis apunta a la contaminación del mar con nutrientes que llegan a través de los ríos, provocando una “eutrofización” o incremento de nutrientes, lo que favorece el aumento de esta macroalga. No obstante, lo más probable es que sea una combinación de ambos factores.

Lo cierto es que este problema no es nuevo, el sargazo comenzó a llegar al Caribe a partir del 2011; sin embargo, fue en el 2015 cuando las costas mexicanas sufrieron la primera crisis.

De acuerdo con expertos, pese a las advertencias, en los tres años siguientes no se tomaron acciones para enfrentarlo; es por eso que piden declarar el problema como una emergencia nacional que sea atendida por todos los niveles de Gobierno y el sector hotelero, bajo la supervisión de especialistas.

De acuerdo con el Gobierno federal, el problema sí fue atendido desde que se generó la primera crisis.

El titular de la Secretaría de Medio Ambiente, Rafael Pacchiano, informó que desde 2015 se emitieron los lineamientos para retirar el sargazo lo más pronto posible. Lo cierto es que, en los hechos, el problema ha estado por encima de las posibles soluciones. En las costas, el sargazo genera una “marea café” que puede extenderse hasta 150 metros desde la orilla, la cual está cargada de contaminantes que han provocado la muerte de pastos marinos y fauna, por lo que también se han visto afectados los corales.

Por lo pronto, científicos de la UNAM definieron tres subcomités para encontrar en el corto, mediano y largo plazos opciones que permitan la recolección y aprovechamiento del sargazo; uno de ellos es la carbonización de biomasa a través de un proceso llamado “pirólisis hidrotermal”.

Además, el comité de expertos de la UNAM evalúa la efectividad de los sistemas de barreras que se están instalando a lo largo de 3 millas náuticas en playas de Quintana Roo.

Esta instalación de estructuras “antisargazo” en puntos estratégicos busca evitar más daños al hábitat marino. Están elaboradas con materiales modernos no contaminantes aprobados por la Environmental Protection Agency  (Agencia de Protección Ambiental de EU).

Uno de los trabajos que se han realizado es “sepultar” el sargazo con arena o apilarlo a unos metros de la costa; sin embargo, esto podría dañar el ecosistema de las playas e incluso modificar la composición de la arena, lo que daría como resultado una estructura similar a la de un manglar.

Los problemas son varios; uno de ellos es que el sargazo está cargado de nitrógeno y fósforo, lo que actúa como fertilizante. Esto provoca que el sargazo acumulado en las playas tenga vegetación “encima”. Cuando llueve el agua lleva esto al mar, lo que provoca más sargazo.

Es por eso que especialistas piden recoger el sargazo que se encuentra sobre la arena para ponerlo a disposición de científicos y la industria; de lo contrario, se multiplicará su presencia y podría cambiar la composición del ecosistema.

Para que usted se dé una idea de la dimensión del problema, el tamaño de lo que ahora flota en alta mar es casi el doble de la superficie de la Ciudad de México. Tan sólo del 19 de junio al 8 de agosto se han recolectado 125 mil 325 metros cúbicos de sargazo, en 41 playas de los siete municipios en los que se presenta la mayor incidencia de este fenómeno.

Cuando se presentó la primera crisis, en 2015, el volumen apenas alcanzaba los mil 200 kilómetros cuadrados. Tres años después, en abril de 2018, medía mil kilómetros cuadrados; en mayo se duplicó y para julio la presencia del sargazo en el Atlántico ya alcanzaba los 2 mil 800 kilómetros cuadrados.

A finales de junio, la Semarnat y el gobierno de Quintana Roo instalaron una mesa de trabajo permanente donde se liberaron 62 millones de pesos del Fondo de Desastres Naturales para la recolección del sargazo. Autoridades estatales informaron que ya han  destinado 80 millones de pesos y que en los próximos días aportarán otros 300 millones.

Las zonas más afectadas son Puerto Morelos, Playa del Carmen, Tulum y Mahahual.

Por si el desastre ecológico no fuera suficiente, este problema podría ocasionar una crisis económica en la zona, ya que depende casi en su totalidad del turismo. Es por eso que empresarios hoteleros muestran su preocupación y exigen al Gobierno federal establecer lo antes posible medidas que ayuden a contrarrestar esta macroalga. Por lo pronto, se sabe que están gastando cerca de un millón de pesos al mes en labores de limpieza.

El sargazo está en un punto crítico en Quintana Roo, pero también está llegando a otros lugares, por ejemplo Miami, y se prevé que la presencia de esta alga, lejos de disminuir, se incremente en los próximos años.

Ese sargazo puede ser utilizado para generar biocombustible y fabricación de productos alimenticios, farmacéuticos y cosméticos, pero se necesita procesar y tienen que existir políticas públicas para que se pueda hacer.

Retirar el sargazo de las playas es sumamente costoso, pero si no se hace y de una manera global y estructurada el problema puede ser mucho mayor en los próximos años y es posible que se convierta en una verdadera pesadilla.

Esfuerzos de contención

El gobernador de Quintana Roo, Carlos Joaquín González, asegura que los destinos turísticos del Caribe mantienen su afluencia y derrama económica, a pesar de la problemática que ha generado el arribo masivo de sargazo.

Para contener las algas, el gobierno estatal inició la instalación de un sistema de barreras que colocará desde Cancún hasta la bahía de Chetumal, es decir, 27 kilómetros.

Las barreras de contención manejan el sistema que se utiliza para derrames petroleros, son sostenidas mediante anclaje no invasivo para el lecho marino, no es contaminante y resiste el oleaje.

El investigador del Instituto Politécnico Nacional Francisco Arreguín, del Centro Interdisciplinario de Ciencias Marinas, considera que el sargazo representa una oportunidad para los sectores farmacéutico y alimentario, pues pueden aprovechar sustancias químicas, como los alginatos, para desarrollar productos.

“El IPN tiene amplia experiencia, que data de hace más de 30 años, en la extracción y uso de alginatos en el litoral del Pacífico que son usados para las industrias alimentaria y farmacéutica; tecnología que probablemente requiera de adaptación al tratarse de una especie de sargazo diferente, pero esto no representaría demasiado problema”, asegura. El experto aclara que el alga no representa riesgo para los animales marinos e incluso es un hábitat que sirve para crianza de las tortugas marinas jóvenes y anguilas.