a

Las noches del 10

Por:
  • danielalonso-columnista

No sé si es el mejor futbolista de la historia, pero sí es el icono pop del futbol más importante de todos los tiempos. Los disfraces o personajes que ha adoptado Diego Maradona a lo largo de su carrera, dentro y fuera de la cancha, siguen alimentando su leyenda. Y antes de que las pieles sensibles que han brotado como flores en primavera, se escandalicen por como hago referencia al ídolo argentino, que ellos tachan de mal ejemplo para la niñez, trataré de sustentar con unos cuantos párrafos de esta columna, mi sentir.

Guerrillero con sus tatuajes del Che Guevara, líder político y aliado del comandante Castro en Cuba o de Hugo Chávez en Venezuela; cantante de rock o celebridad de cine, son unas cuantas máscaras que Diego Maradona ha tratado de emanar desde el pedestal en donde el futbol, colocó. Desde ese lugar, en el que pudo salvar a muchos pobres en su natal Argentina, acercándolos al futbol con la obtención de la Copa del Mundo en 1986, y con la firme convicción de que su zurda derrotó a los ingleses en la revancha de las Malvinas, desde esas fantasías, Maradona sigue construyendo, como escribí antes, su propia leyenda.

Es un hecho que futbolísticamente Diego dejó de aportar hace ya bastante tiempo. Es más, probablemente su última gran aportación al futbol fue cuando dirigió a la selección de Argentina durante el Mundial de Sudáfrica. Fue Fernando Signorini, preparador físico, quien reveló en su libro Futbol llamado a la rebelión, la deshumanización del deporte que, durante los entrenamientos en la concentración de la albiceleste, Maradona se acercó a Messi para perfeccionar sus ejecuciones de tiro libre, “poné la pelota acá y escúchame bien: no le saques tan rápido el pie a la pelota, porque si no ella no sabe lo que vos querés”, fueron las palabras de un genio a otro genio. Y cierto o no, el jugador del Barcelona elevó considerablemente su porcentaje de goles a balón parado después de la justa mundialista.

Tampoco podemos olvidarnos de la faceta de Diego como presentador de televisión; ahí, en un set de la televisión argentina, nació La noche del Diez, programa que Maradona condujo en un total de 13 capítulos. La simple presencia de Maradona hizo que las transmisiones alcanzaran ratings altísimos y ese papel protagónico, le fue como anillo al dedo al astro argentino. El episodio que paralizó a todos, fue en el que apareció Pelé, su eterno rival por la corona del mejor de todos los tiempos.

Terminó la primera temporada de aquel show, y como siempre, Maradona aburrido de ser Maradona, se fugó y el programa llegó a su fin. Eso, temo decirles, será el desenlace de la historia de amor entre los de Sinaloa y Maradona; pero antes de que eso suceda, habrá que disfrutar las elocuencias de un guerrillero que nunca ha estado en la selva o de un líder político que nunca ha gobernado a un país. Que los futbolistas de Dorados aprendan de su técnica perfecta con la pelota, de sus historias y sobre todo, de lo que significa sentir pasión por el futbol. Porque en eso, nadie le gana a Diego.