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El Papa llama al espacio exterior

Por:
  • guillermoh-columnista

La semana anterior el Papa Francisco estuvo en una teleconferencia con los seis astronautas de la Estación Espacial Internacional, tres norteamericanos, dos rusos y un italiano. La conversación duró casi media hora y se desarrolló en un ambiente muy cordial, a pesar de algunos inconvenientes técnicos. Este diálogo peculiar nos ofrece algunos elementos que merecen nuestra reflexión:

Bergoglio cuestionó a los astronautas cuál era su opinión sobre el lugar del hombre en el cosmos. Paolo Nespoli, el astronauta italiano, contestó que, como él es un ingeniero, no sabía bien cómo responder esa interrogante. Por ello, continuó, “cuando se habla de estos temas (…), me quedo un poco perplejo (…). Creo que nuestro objetivo aquí es conocer, incrementar el conocimiento. Me gustaría mucho que personas como usted, no sólo ingenieros, no sólo físicos, sino teólogos, filósofos, poetas, escritores, puedan venir aquí, al espacio, para explorar qué significa la presencia de los humanos más allá de los confines de la Tierra”.

La respuesta del italiano fue sincera y también aguda. Confirmó que el propósito de la estación espacial es aumentar el conocimiento —es decir, el conocimiento científico—, pero que eso no es lo mismo que aumentar nuestra sabiduría. Nespoli está consciente de que la sabiduría humana no es tarea de ingenieros, físicos o matemáticos, sino de teólogos, filósofos o poetas. Sin embargo, no creo que sea necesario construir estaciones teológicas, filosóficas o poéticas que den vueltas alrededor del planeta.

El Santo Padre después les preguntó qué era lo que les generaba más dicha en el espacio exterior. El comandante de la misión, Randolph Bresnik, respondió: “La posibilidad de ver la Tierra un poco con los ojos con que la ve Dios, y ver la belleza de este planeta. Con nuestra velocidad orbital (movimiento necesario para que la órbita sea estable) de 10 kilómetros al segundo vemos la Tierra con una mirada diferente. Vemos una Tierra sin confines, una Tierra en la que la atmósfera es increíblemente fina y frágil; ver esta Tierra, de este modo, te permite pensar como ser humano, cómo todos debemos trabajar juntos, colaborar por un futuro mejor”. Tengo dos comentarios a la declaración del comandante Bresnik:

El primero es que para dejar a un lado el egoísmo, la mezquindad y la envidia no es necesario que veamos la Tierra desde el espacio exterior. Los grandes maestros de todas las religiones nos han ofrecido ese mismo mensaje sin haber salido de la primera capa de la atmósfera.

Mi segundo comentario es que quienes creemos en un Dios personal pensamos que él no sólo nos observa desde la más enorme lejanía, sino también desde la más estrecha cercanía. Dios ve dentro de nuestros corazones. Nos conoce mejor que nadie. Para alcanzar ese otro punto de vista de Dios tenemos que atrevernos a escudriñar en lo más profundo de nuestro yo.