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Jorge Marín:escultura hiperrealista

Por:
  • larazon

Ernesto Lozano / http://ernestolozano.artelista.com

Estudiante de historia del arte desde muy joven, Jorge Marín es una figura consagrada dentro del mundo escultórico mexicano; es un artista que gusta de lo confuso de su trabajo, con influencias del pasado y el arte contemporáneo, que se considera un híbrido extraño, un provocador que causa mucha inquietud. A Jorge Marín le brillan los ojos cuando habla con orgullo de la presentación de su libro en Madrid, por Teresa del Conde, su ídolo; es un individuo al que el éxito y la fama no le han restado sencillez. Me recibió en su casa-estudio-taller de la colonia Roma, en la que cada centímetro del espacio está en función de su obra, donde el blanco de paredes y pisos enmarca el espíritu creativo de este artista, que parece flotar entre la magia onírica y real de su creación. Bronce es su muestra actual, en Casa Lamm y con este pretexto, La Razón conversó él.

¿Quién es Jorge Marín? Jorge Marín es un escultor de finales del siglo XX y también del XXI; figurativo, hiperrealista, hijo de la postmodernidad de los años 80, que fue cuando comencé con un rescate de lo figurativo; es cuando surgen figuras como Santiago Carbonell, Rafael Cauduro, Roberto Cortázar, Javier Marín y yo. Fue un paréntesis donde aparecimos artistas plásticos que retomamos la figura humana como lenguaje, tanto en pintura como en escultura. Soy un artista que se mantiene vigente. Lo sé, pues además de exposiciones estoy en el gusto de todo un abanico de la sociedad mexicana e internacional, de clases cultas y analfabetas, de ricos y pobres. Soy un artista vocero del momento histórico que vive.

¿Qué siente Jorge Marín cuando sale de su estudio en la colonia Roma y llega a esos lugares públicos donde se encuentra su obra? No todo en la vida es miel sobre hojuelas, ésa es la parte bonita y satisfactoria de mi trabajo. El Gobierno de la Ciudad de México me compra una pieza y la coloca en la Condesa, pero camino hacia el otro lado de mi calle y llego hasta un “tianguis” cultural sobre el paseo Álvaro Obregón y me encuentro con una cantidad de piezas falsas mías en el mercado negro…también hay lágrimas en todo esto. Voy a la Zona Rosa y encuentro piezas falsas…Conozco gente que viene a mí y me cuenta: “tengo una pieza tuya”, resulta falsa. Éstos son parte de los bemoles de ser un artista plástico. Hay un reconocimiento, hay una parte muy bonita y satisfactoria, y hay también una lucha cotidiana con situaciones tan adversas como es la falsificación de arte. Estamos realizando ahorita la implementación de un chip electrónico con un número de serie único e intransferible, para dar garantía de su inversión a mis coleccionistas.

¿Cómo fueron los comienzos de Jorge Marín, cómo llegas al Bronce? Empecé haciendo cerámicas hace veinte años, el llegar al bronce fue un camino casi lógico y predecible. Cuando esculpía en cerámica me topé con una limitante técnica: la figura en ese material tiene un punto máximo de soporte; técnicamente no podía poner a volar las cerámicas, o girar en un solo dedo, o a subirlas en un banco muy frágil, o a equilibrarlas en una balanza, porque se rompían por la naturaleza del material. Después de una búsqueda encuentro que el bronce me da el chance de hacer todo lo que quiero, todas las expresiones, no importa lo complicado que sean; eso es lo que me hizo adoptar el bronce.

¿Qué encontramos en tu muestra Bronce en Casa Lamm? Estoy exponiendo una retrospectiva de veinte piezas en bronce. Hay bronces de los últimos cinco años y las temáticas que he trabajado en este período; son producto de una recopilación que trabajé con Pablo Rico, un curador español, que está empezando a involucrarse con artistas mexicanos.

Ahorita estoy en un momento de parteaguas, donde no tengo claro qué voy a hacer, lo que sí tengo claro es que estoy dejando un rato el bronce, o por lo menos las figuras anatómicas. Estoy trabajando otros temas, aunque sigo enamorado del bronce; trabajo en la actualidad la figura femenina, la maternidad, que son temas que no habían salido antes en mi obra.

Expondré algo de esta etapa en el Museo José Luis Cuevas en octubre próximo, habrá sido para ese entonces un año de trabajo con mi nueva temática. Esta exposición en el José Luis Cuevas también será una retrospectiva, esta vez de veinte años de trabajo.

¿Qué siente Jorge Marín cuando su escultura sale del estudio y se va al encuentro con el público? Buena pregunta. Imagino como cuando sale un boxeador al ring, cuando un corredor se sube a su carro, cuando sale un actor a escena. Es el estar frente a frente con formas de pensar que no son las tuyas, es el salirse del mecanismo propio de los artistas; vivimos un ostracismo para producir lo que creamos. Es un gusto por sentir la adrenalina, un gusto por mostrar lo que soy; no sufro de agorafobia, me encanta el encuentro con el público. No concibo mi trabajo si no tuviera esa última parte, ese clímax, que es mostrar mi obra ante el público.

¿Qué es para ti la crítica? La crítica es parte de este juego complicadísimo que es el arte contemporáneo, parte indispensable. Puede ser la cereza del pastel, puede ser lo que embellece; le da tonalidades o arruina una exhibición de arte. Es necesaria porque una obra de arte no se puede quedar con los vicios del artista que la produjo y las carencias, a veces, de las gente que las ve.

A pesar de que es una mente especializada, no siempre dice la verdad; es otra apreciación del trabajo, pero no es un credo.

¿Qué son las galerías de arte en México para Jorge Marín? Por lo general, son muy inmaduras; hay galerías serias, comprometidas, que trabajan con un standard internacional, pero son muy pocas. Esta situación es la que ha hecho que esté fuera de México con mi trabajo. Ahora voy a tener mi opening en Londres el próximo 6 de marzo, en Black Hit Galery; mostraré 10 piezas, de formatos medianos y chicos.

¿Cómo ves el mercado del arte?

El mercado del arte es muy interesante porque está compuesto de varios niveles, submundos o esferas. Hablar de arte contemporáneo es hablar de varias facetas, no se puede englobar en un solo bloque. Hay para lo conceptual, lo abstracto, la búsqueda —como el performance y la instalación—, para obra muy clásica de caballete. Están muy diferenciadas, cada expresión artística tiene su mundo, donde existen sus propias estrellas, sus propios intentos y sus propios fracasos. Se critican duramente unas con otras para decir quién es el más exquisito, tanto críticos y artistas como galerías.

agp