Descíframe
John Ashbery
NOTA Y VERSIÓN
José Homero
Los días de lluvia son mejores,
hay cierta permanencia en el ángulo
que las cosas forman con el suelo;
en no apartarse tras las disculpas.
El velocímetro hacia el crepúsculo.
Mientras conversaban el sol comenzó a desaparecer tras una nube,
De acuerdo, mejor contornos vagos
aunque ceñidos, firmemente, alrededor de un estado de ánimo
semejante a una alegría vengativa. Y en el bosque
sucede igual.
Diría que me gustabas más cuando apenas te conocía.
Pero los amantes son como gatos o ermitaños;
no saben cuándo entrar, parar
de reunir ramitas para la cena.
En la pequeña estación esperé por ti.
Y seguiré, aunque tanto interés
en tus planes y el porvenir
de las estrellas me deje sediento
antes de arrodillarme
a buscar alegría en el aserrín.
Junio y los chiquillos ni siquiera mirarán nuestro camino.
Y será arriesgado entonces así es entonces
con esa nube imaginándonos
y a lo que sería nuestra historia, sentarnos
a conversar, pero ellos son ya identidades ajenas.
[caption id="attachment_646057" align="aligncenter" width="218"] John Ashbery en Villa Madama. Roma, 1963.[/caption]
Y con todo esto la ciudad comienza a vivir
como un lugar donde se cree en el movimiento
hacia un nombre específico y permanecer, y tras
más actos de retroceso volver fresco de la muerte.
Podemos sobrevivir a las tormentas, cubriéndonos
con sombreros de arcoíris, temerosos a desandar los pasos
hacia el pasado tan reciente,
que tememos encontrar una fiesta.
¿O te ha ocurrido que te embaucaran
a tal punto que se convirtiera en tu pensamiento?
En el paseo donde aún hay movimiento se combinan
una sombra color ciruela y un sol apagado, resignados
a las instalaciones en la orilla opuesta mezclamos
saludos con lágrimas jadeantes y finalmente probamos
los preciosos suministros.
—De April Galleons, 1987.