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Scooters, patines y protestas

Por:
  • alejandro_de_la_garza

Los lectores del escorpión (donde los haya) sabrán de la destartalada motoneta modelo 2014 sobre la cual recorre esquivo las calles de la urbe. Una herramienta ágil para el traslado entre el cotidiano congestionamiento vial. En este motorizado vehículo a gasolina (60 pesos semanales) el alacrán se mueve rápido (y menos sudoroso) al lado de los arriesgados usuarios de servicios de bicicletas compartidas como Ecobici, empresa con seis mil unidades y cien mil servicios semanales en seis “alcaldías” (urgía usar la palabra). El arácnido también rebasa con ligereza a los usuarios de Vbike (las reconocibles bicicletas verdes) y de Mobike (las anaranjadas bicicletas chinas), “aplicaciones” con alrededor de quinientas unidades cada una y con la intención de llegar pronto a varios miles a pesar de los robos y el maltrato a los vehículos. El rastrero recuerda la ocasión en la cual pasó junto al próximo secretario de Movilidad Urbana de la capital, Andrés Lajous, quien se desplazaba encasquetado y veloz en su bicicleta de pista por la avenida Mazatlán en la colonia Condesa.

En esos ufanos viajes, el arácnido comenzó a notar desde hace un par de años el incremento en la circulación de unas curiosas motonetas azules, anunciantes de la llegada de la aplicación Econduce, servicio de renta compartida de scooters eléctricos, una startup (el escorpión escribe como para Forbes) con cerca de seiscientas unidades. Su ventaja es el motor eléctrico y su pago mediante una mensualidad (199 pesos), lo cual reduce la renta (250 pesos el día). También puede rentarse sin mensualidad y pagar sólo el costo del viaje (mínimo quince pesos), más tiempo y distancia. Tienen rígidas medidas de seguridad para evitar robos, insisten.

"El arácnido también rebasa con ligereza a los usuarios de Vbike (las reconocibles bicicletas verdes) y de Mobike (las anaranjadas bicicletas chinas)".

Entre tantas coloridas bicicletas y motonetas en renta de todo tipo, al escorpión sólo le faltaba ser rebasado por un patín del diablo (literal goey, como dicen los milenials), y así le sucedió en la semana, cuando un verde monopatín eléctrico pasó siseando a su lado. La aplicación Grin ya ofrece este servicio en las colonias Roma-Condesa y van sobre Polanco, Cuauhtémoc y Juárez. El banderazo es de 15 pesos más dos pesos por minuto de uso. Súmenle.

Ante estas novedades de movilidad urbana (iniciadas con Uber, Cabify y más recientemente la china Didi), el alacrán advierte también las inevitables protestas y resistencias, pues los vecinos de las zonas donde se utilizan estos servicios convocaron a conformar un frente para exigir la regulación de los patines eléctricos y las bicicletas de anclaje. Según aseguran los quejosos, los conductores de los vehículos los estacionan con arbitrariedad y se apoderan de espacios públicos, rampas y pasos peatonales. El escorpión guarda su destartalada motoneta hasta nuevo aviso.