Tres poemas de ocasión
Cantiga de amor
Se casaron dos Auras,
Aura Eréndira Martínez y Juan Aura
Dos elementos dan sentido al mundo:
el Amor y la Palabra.
Dos son imprescindibles
porque uno sin dos topa con el vacío y el silencio.
Dos encuentran la palabra,
y si hay milagro, el amor.
Dos son diálogo.
Dos, sorpresa, alegría, ojo crítico, reflexión.
Dos son la costura, la reparación.
Dos son el futuro.
Dos son el mañana.
Dos, coincidencia y diferencia.
¿Y si dos responden a una misma palabra,
dos que sean diferentes, antitéticos,
renacidos, felices,
padre y madre de ellos mismos de ahora en
[adelante?
Dos que serán la memoria de los que los amamos,
[y los vimos niños,
y los supimos luchar por la vida en sus
[respectivas cunas,
nuestros dos,
unidos en una palabra, Amor,
unidos en su nombre mismo,
porque Aura es alma
y es nombre propio y apellido,
y coincidencia, y diferencia,
y entrega de su corazón a ellos
y al mundo.
Son dos,
otra vez un dos que es el principio de la cuenta,
el comienzo, la alegría, la raíz, la fundación,
y todos aquí somos sus testigos,
su oído fiel,
su raíz
así ellos hoy se vuelvan esa raíz original,
no sólo de ellos,
porque la Palabra y el Amor son los dos únicos elementos
que dan sentido y luz al Mundo.
Hacienda Calichar,
10 de febrero, 2018.
Epicedio vegetal
Cae del árbol la hoja seca.
Un trozo se posa en la punta
de la espadachina verdura.
Ocre, la crujiente hoja
apoyada en el filo de la vivísima planta
imita a la mariposa viajera.
Verde, erguida, la espada se alza sonriente
ante el beso
de esa muerta camino al asfalto,
como si fuese el toque
de un magnífico vuelo.
Ala tronchada
de un insecto que no existió,
bella aún,
falsa y coqueta,
por mi parte contemplo esa
arrojada hojilla seca.
Admiro la suerte
de llegar,
vieja y tostada,
como por casualidad,
a reinar con glamour en cetro ajeno.
Ésta sí cayó parada.
A mí me ha puesto en aprieto:
en lugar de ir por las flores del cumpleaños de Ana Luisa,
me he quedado a escribirle esto, su epicedio.
Para Ana Luisa Liguori, en su cumpleaños,
que ni es hoja de ninguna clase,
sino preciosa persona, joya única en mi vida.
Coyoacán, noviembre 29, 2017.
Elegía de la insomne
llamada:
Los tal por cual
(y la tal por cual palabra cual)
Harta de que una horda de salvajes pájaros
llegue a robarme el sueño a las 4:45 am,
les he escrito (para conjurar
el insomnio) este poema.
A su hermoso y variado plumaje lo dedico.
Los cobardes, cual ladrones
se agazapan en las frondas.
Los árboles les procuran escondites,
cual si fuesen aberrantes creaturas
murmullando horrendos graznidos,
cual si croaran o berreasen,
aunque sean bellos sus trinos
sus plumajes azulados,
colorados o d’oro y plata.
Pajarillos o enormes aves,
si bien perfectos,
escondidos se desgañitan
cual si les hiciera falta:
es noche cerrada
bellos son, y bello cantan.
Despiertan hasta al más dormido.
El placer de su canto,
cual del potro el tormento,
el ojo aún no advierte ni pío.
¡Ay, cantarín destrozo
que de enfado me sometes
cual esclava a la palabra cual!
Distanciada del oído,
discorde a mi vez,
en mi ceguera asiento:
“¡Ah, oscuridad!, cotidiana desconciertas
y, aún en lo más bello,
amaneces la extrañeza
de la más fea maldad.”
Brooklyn, abril, 2018.