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Ángel Papadópulos

Manny Pacquiao: El legado de una leyenda

TIEMPO DE COMPENSACIÓN

Ángel Papadópulos 
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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El legendario Manny Pacquiao disputó lo que probablemente fue la última pelea de su ilustre carrera, en la cual enfrentó al campeón wélter de la AMB, Yordenis Ugas. Pac-Man perdió una contundente decisión unánime, viéndose lejos de su mejor versión, e incluso distante de su último enfrentamiento hace dos años cuando venció a Keith Thurman, quien considero es del mismo nivel que su vencedor de esta ocasión.

Pacquiao se ha ganado un lugar en la discusión cómo el mejor libra por libra de todos los tiempos. E filipino se estrenó como profesional hace 24 años cómo peso mosca, donde comenzó a convertirse en un nombre en su país; sin embargo, no sería hasta 2001 que el Pac-man haría su introducción en los Estados Unidos. Ya cómo supergallo y campeón del mundo, Manny, ganaría convincentemente su debut occidental con un knockout técnico en el sexto asalto.

No obstante, Pacquiao verdaderamente se dio a conocer en 2001, cuando masacró a uno de los mejores peleadores del momento, el mexicano Marco Antonio Barrera, a pesar de no ser favorito en absoluto debido tanto a la calidad del oponente como a que el filipino apenas disputaba su segundo enfrentamiento en la división de pluma. A pesar de la impresionante victoria, Pac-Man aún tenía mucho qué mejorar técnicamente, ya que era extremadamente dependiente de su izquierda cruzada, además de no ser un defensor apto.

Todo esto se evidenciaría en sus peleas contra los otros dos mexicanos que se encontraban en la cima en ese momento, Erik “El Terrible” Morales y Juan Manuel Márquez. El último exhibió las áreas de oportunidad de Pacquiao en su primer enfrentamiento, en el que el filipino mando al mexicano a la lona tres veces en el primer round; sin embargo, el boxeador azteca lograría ganar casi todos los asaltos restantes para conseguir un controversial empate tras el caótico comienzo y en el proceso logró exhibir la debilidad de Manny contra los contragolpeadores.

Un año después, Morales usaría lo aprendido del enfrentamiento con Márquez para vencer en una sólida decisión a Pacquiao, usando su jab, su inteligencia y un gran plan de pelea para aprovechar al máximo lo unidimensional que el filipino era como boxeador. Sin embargo, aquí fue donde comenzó a trabajar con el legendario entrenador, Freddie Roach, para incorporar la mano derecha y mejorar su defensa, lo cual marcó el comienzo de la cúspide de Pac-Man.

Manny vencería fácilmente a Barrera y a Morales en una y en dos ocasiones respectivamente. A pesar de que ambos mexicanos ya habían pasado su mejor etapa, el filipino demostró que ya era un boxeador extremadamente completo, además estas victorias ya fueron como superpluma, demostrando la habilidad de Pacquiao de subir divisiones de peso con una facilidad inigualable.

El único que creo que le dio verdaderos problemas al Pac-Man en su época dorada fue Márquez, con quien sufrió en 2008 tras vencer a Barrera y a Morales, ganando una decisión dividida extremadamente controversia. No obstante, Pacquiao aún nos sorprendería a todos cuando ese mismo año saltó dos divisiones para enfrentar a Oscar de la Hoya en una pelea donde el filipino no era favorito debido a la abrumadora diferencia de tamaño.

Sin embargo, Manny retiró al legendario Golden Boy con una masacre, comenzando una época de dominación en la división de wélter, misma en la que nadie se imaginó ver al Pac-Man considerando que debutó 30 libras debajo de ese peso. Pacquiao procedería a vencer convincentemente a todo la generación dorada de la división, leyendas como Shane Mosley, Miguel Cotto, Ricky Hatton e incluso Antonio Margarito en superwelter.

Fue ahí cuando se empezó a hablar del posible enfrentamiento con Mayweather, quien había vencido a los mismos boxeadores que Pacquiao; sin embargo, la esperada pelea no sucedió hasta 2015, seis años después de que inicialmente se discutió. Pac-Man perdería una decisión unánime difícil de discutir, donde claramente se comenzaba a notar el paso del tiempo.

Aun así, el filipino tiene uno de los legados más amplios en la historia del deporte, como el único campeón en ocho divisiones de peso, o como ganador de títulos en cuatro décadas diferentes, no obstante creo que con Pacquiao va más allá de la estadística, enamoró a la afición mexicana, a pesar de ser rival nuestros peleadores. Pac-Man logró constantemente batir cualquier pronóstico, además haciéndolo de una manera muy vistosa, sin duda se ha consolidado como uno de los más grandes.