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Carlos Urdiales

Santa Lucía, vuela

SOBRE LA MARCHA

Carlos Urdiales
Por:

El aeropuerto General Felipe Ángeles que se construye en la base aérea militar de Santa Lucía, Estado de México, podrá operar, cuando sea inaugurado dentro de un año, a su máxima capacidad de manera simultánea con el vigente aeropuerto internacional Benito Juárez.  

Desde que el Presidente López Obrador mostró su intención de echar por tierra el nuevo aeropuerto en Texcoco, a las voces que criticamos la pertinencia de abortar un proyecto financiado con bonos privados que se liquidarían a través del cobro de la tarifa por uso de aeropuerto durante los siguientes lustros, se sumaron las notas de expertos en navegación aérea que aseguraban que el sistema propuesto por AMLO, Santa Lucía-Benito Juárez-Toluca, no volaba, que la aeronavegabilidad simultánea no era posible.

MITRE, el afamado y prestigiado consultor global en la materia, dependiente del aún más laureado MIT de Massachusetts, cuestionó duramente el proyecto de tres terminales separadas frente al moderno nodo aéreo que despegaba en el vaso del antiguo lago de Texcoco.

MITRE obviamente fue fustigado por las huestes presidenciales; se cuestionó su profesionalismo insinuando tendencias capitalistas. Sin embargo, MITRE concluyó que la factibilidad del sistema propuesto por la SCT de la administración lopez-obradorista requería de elaborados estudios que hasta ese momento no existían.

Hace dos días entró en operación la primera fase del rediseño del espacio aéreo en el Valle de México, que traza las operaciones para los aeropuertos internacionales de CDMX y Toluca. El nuevo diseño del espacio aéreo parte de la Navegación Basada en Rendimiento (PBN en inglés), que permite navegaciones más precisas, directas y eficientes.

La SCT afirma que el rediseño del espacio aéreo en el Valle de México reducirá hasta en 16 por ciento el promedio de tiempo de vuelo en el nuevo sistema metropolitano, lo que genera ahorros por consumo de combustibles para las aerolíneas. El cambio es radical, haga de cuenta que pasamos de calles y avenidas, a ejes viales, en este caso, aéreos, donde la capacidad y la eficiencia se incrementan de manera sustantiva, así como el número de niveles de altitud operativas.

Se trata de una noticia trascendente en lo técnico y notable en lo político. Para el Presidente López Obrador representa un bono de credibilidad extra, un ¿no que no? invaluable. El debate sobre la conveniencia del anterior proyecto concentrado en Texcoco versus un sistema disperso, queda para la eternidad; lo sustantivo era esta parte, la posibilidad de coexistencia operativa de la apuesta presidencial.

El aeropuerto General Felipe Ángeles entrará en operación hasta marzo de 2022, pero el modelo de simulación de operaciones coincidentes entre los tres pilares del proyecto desarrollado por NavBlue en Europa, garantiza su viabilidad. Servicios a la Navegación en el Espacio Aéreo Mexicano (Seneam) realiza más análisis y proyecciones puntuales en Santa Lucía, faltan detalles de proximidad, pero nada en el horizonte amenaza la consolidación de la red.

Falta, y no es asunto menor, la interconexión terrestre entre las tres terminales, la inversión y logística demandada enfrenta tensiones presupuestales nuevas, impuestas por la depresión económica consecuencia de la pandemia. Un año suena a poco para terminar vialidades híbridas, nuevas unas ya existentes otras, con trayectos confinados parcialmente y compartidos otros. Palabra y orgullo van de por medio. El rediseño del espacio aéreo en el Valle de México es nota mayor.

INE sitiado. Andanada descarada de la 4T en contra de la autonomía del Instituto Nacional Electoral. El tema de las sanciones e invalidación de candidaturas de Morena a diversos cargos, a gubernaturas las más estridentes, por incumplir la norma de transparencia y rectitud en gastos de precampaña, fue pretexto para una campaña política agresiva y cínica.

Alegatos sobre la personalidad de los consejeros electorales o inferencias de complots contra la innegable sobrerrepresentación que Morena y aliados perpetraron descaradamente en la Cámara de Diputados en 2018, y que el INE pretende acotar este año, valieron para lo mismo desde el partido, Congreso y campañas se condenarán al árbitro y no al jugador que viola la regla.

Las rabietas llegarán al Tribunal Electoral del Poder Judicial y ahí el peso del poder se dejará sentir. Allá la resistencia es menor, y el valor también.