a

Sembrando vida, dando y dando…

SOBRE LA MARCHA

*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Por:

Con el visto bueno, los fondos de Estados Unidos y el aval de John Kerry, ex- secretario de Estado, hoy encargado por el Presidente Joe Biden para combatir el cambio climático; uno de los programas consentidos de AMLO, Sembrando Vida, alcanzó calidad de exportación como humanista instrumento de contención migrante.

Kerry vino, vio y aplaudió. El enviado especial del presidente de Estados Unidos destacó que Sembrando Vida posee doble virtud, una ambiental y la otra social, ya que se concentra en el pueblo; “ojalá todo mundo siga este ejemplo”, dijo.

“Necesitamos mirar lo que López Obrador está haciendo, tratando de hacer, esto no es solamente tema de reforestación, es un programa que se concentra en la gente originaria, en el trabajo, en la posibilidad de quedarse donde vive, de estar conectado con la tierra como parte de su futuro.”

Reconocimiento que no se escatima, sólo hay que agregar lo que la historia enseña; Estados Unidos, como cualquier nación, tiene intereses que superpone a la diplomática amistad o cercanía coyuntural e histórica.

No hay concesiones gratuitas, si la administración Biden destina algunos cientos de millones de dólares para beneplácito presidencial con Guatemala, Honduras y El Salvador, es porque estiman que ese gesto facilitará otros; que la frontera sur de México se convierta en su frontera sur.

Y uno más. Cuando Kerry habló en Palenque de “transición energética” colaborativa, insinuó otro gran tema; la iniciativa de reforma eléctrica y sus implicaciones en el marco del T-MEC, suscrito por ambos países y Canadá.

Fuera de la reyerta interna y los electrochoques al PRI, que cruje en pasado, presente y futuro, Kerry delineó un horizonte que no empata del todo con la enmienda constitucional de marras. Fugaz visita ambientalista, rica en sutilezas binacionales.

Increíble. Tómese este apéndice como una denuncia en contra de un ajustador de seguros Qualitas, que atendió --es un decir--, un accidente entre un motociclista (Hugo Gutiérrez, comunicador de larga data) junto con su máquina y un vehículo particular.

El jueves 14 de octubre por la tarde, otro auto, un VW Passat azul, que se dio a la fuga, impactó a Hugo y lo proyectó contra un Aveo, un bache y al piso. Fractura de mano y lesión en una pierna que ameritan inmovilización, yeso y tratamiento ortopédico.

Lo increíble fue que el ajustador de su seguro Qualitas, Francisco Rodríguez, llegó tarde y de malas, se interesó nada por la salud de quien estaba en la banqueta, mejor le exigió con modales enérgicos que firmara con la mano lastimada o de lo contrario él se marchaba, sin que el seguro hiciera lo pertinente.

Este sujeto además canceló la ambulancia, ya que evaluó, a ojo de buen cubero, que el asegurado podría llegar por sus medios a una sala de urgencias. El ajustador del otro involucrado, también de Qualitas, sugirió al señor Gutiérrez quejarse, porque evidentemente lo que ocurría no era normal. No lo fue, fue increíble. Sirva el siniestro para alertar.