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Mauricio Leyva

Cosecha roja

FRONTERA DE PALABRAS

Mauricio Leyva
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Por:

Cosecha roja es el título que el norteamericano Samuel Dashiell Hammett (1894-1961) dio a su primera novela publicada el 1 de febrero de 1929. Desde su aparición, el autor se distinguió por asestar frases impactantes, así como recrear ambientes poderosos. Profundo patriota (peleó en las dos guerras mundiales de su país), amante de las tramas complejas, desempeñó varios oficios hasta llegar inclusive a convertirse en agente en la Agencia de Detectives Pinkerton de Baltimore.

Cosecha roja, situada en la ciudad minera de Personville a la que la voz narrativa en tercera persona del autor denomina Poisonville, tiene un inicio magnético: En el Big Ship de Butte oí por primera vez a un minero pelirrojo de nombre Hickey Dewey que llamaba Poisonville a la ciudad de Personville. Tenía la costumbre de convertir las erres en diptongos, así que me importó poco su manera de nombrar la ciudad. Luego volví a oír el mismo nombre de boca de hombres capaces de pronunciar bien las erres. Lo tomé como una muestra más del humor vulgar que anima los retruécanos propios de la jerga de los bajos fondos. Unos años después fui a Personville y comprendí el exacto significado de esta palabra.

De esta manera nos aprisiona en la trama en la cual, el detective, luego de una llamada telefónica asiste al encuentro con Donald Willson. Al llegar lo recibe la pelirroja Mistress Willson, pareja de Donald: Me abrió la puerta una criada y me comunicó que mister Willson no se encontraba en casa. Mientras le explicaba que había concertado una cita con él, se acercó a la puerta una mujer delgada, rubia, de cerca de treinta años, vestida con un traje verde de seda rizada. Ni siquiera cuando sonreía desaparecía la frialdad de sus ojos azules.

Pasados unos minutos lo deja solo en la casa y al regresar le avisa que Donald no llegará. El investigador nota manchas de sangre en los zapatos y se marcha. Al poco tiempo la noticia del asesinato a balazos de Donald coge por sorpresa a todos en Poisonville. Comienza entonces una aventura de las más completas que se han escrito, tanto que el genio mostrado en ésta y en la obra subsecuente de Dashiell le valió que la Asociación Internacional de Escritores Policiacos instituyera anualmente el Premio Internacional de Novela Dashiell Hammett, a la mejor novela policiaca en la Semana Negra de Gijón.

Durante la trama el detective rompe el molde tradicional que hasta ese entonces tenían estos personajes, e intriga, mueve contactos, baja a los barrios rudos, manipula, crea escenarios, chantajea y teje sus propias telarañas. En la ciudad en donde vender ética es un negocio lucrativo, las cosas se enredan, se tuercen; el zar contrata al detective para llegar al fondo del asesinato y de quienes conspiran en su contra y cuando parece no haber otra vuelta, Dashiell Hammett nos sorprende, hace que su personaje engañe a la mafia y confabula un enfrentamiento entre los zares principales. En esta parte explotan las escenas de balazos, persecuciones, emboscadas, golpes, muertes que suman más de una veintena —de allí el nombre de Cosecha roja— y verdaderas notas de intrigas. Pólvora y fuego, los elementos se mezclan y formulan un componente excitante. Lo vertiginoso de su prosa eleva el ritmo cardiaco en el lector. Como en toda buena obra policiaca existen pistas, sospechas y un gran misterio por develar, pero esa información le está reservada a quien lea esta novela considerada un clásico en su género.