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Antonio Fernández Fernández

El dilema, vacunarse o no vacunarse

ANTINOMIAS

Antonio Fernández Fernández
Por:

Para Juan José Reyes

En su memoria

La historia de las vacunas es muy larga; sin embargo, pareciera algo nuevo. La primera vacuna fue descubierta en el año de 1796 por el médico inglés Edgard Jenner, quien al observar a las mujeres que ordeñaban a las vacas cuando enfermaban de viruela se curaban muy pronto y, posteriormente, difícilmente volvían a enfermarse, inició experimentos tomando muestras de pus de las ubres de las vacas e inyectándola en un niño de ocho años, quien enfermó de viruela, pero a las cuarenta y ocho horas se recuperó sin que volviera a enfermarse, habiendo descubierto entonces una forma de crear una inmunidad.

Fue hasta el año de 1885 cuando Louis Pasteur demuestra que es posible protegerse de las enfermedades infecciosas mediante la inyección de gérmenes disminuidos, aplicando su tratamiento contra la rabia al joven Joseph Meister, quien había sido expuesto al virus de la rabia salvándole la vida; denominando a su cura como “vacuna” en honor al Doctor Jenner, quien la descubrió gracias a la observación de las vacas.

En nuestro país, siendo todavía la Nueva España, en 1804 el Rey Carlos IV organizó una expedición para poner las primeras vacunas a la población americana; no obstante, debido al desconocimiento y al miedo a ser infectado, el mismo virrey José de Iturriaga tuvo que vacunar a su hijo como muestra de confianza a la vacuna y sólo ante ello algunas familias decidieron vacunar a sus hijos.

Fue en el año de 1923, ante el gran número de muertes por diversas epidemias y una vez instalado plenamente el nuevo gobierno postrevolucionario, que se logró implementar una campaña nacional de vacunación contra diversas enfermedades como viruela, peste, tuberculosis, tosferina, difteria, tétanos y polio. La campaña se aplicó, principalmente, en escuelas, fábricas, talleres, cárceles y hasta iglesias, aprovechando los días de fiesta se presentaban los vacunadores, a quienes se les denominó “los hombres de la lanceta”, mismos que fueron temidos por muchas personas que se escondían y tenían que ser sacados, incluso, de abajo de la cama para ser vacunados.

Las vacunas siempre han sido una cuestión que ha causado muchos temores y dudas, desde miedo a la jeringa, a ser infectado y morir, secuelas a largo plazo, hasta miedos actuales, como sospechar que será injertado un chip en el cuerpo de la persona vacunada para ser controlada por el Gobierno, por todo ello muchas personas tienen dudas de vacunarse.

Actualmente, tenemos el problema de las nuevas vacunas contra el Covid. Varios países han iniciado sus programas de vacunación, México es uno de ellos, y en este caso se ha generado una gran discusión, por las incógnitas que genera el plan de vacunación del Gobierno, el cual no es nada claro y, sobre todo, resulta poco probable que pueda cumplirse en los plazos establecidos.

Otro problema, consiste en que hay muchas personas que quieren vacunarse lo más pronto posible, usando su influencia en el Gobierno o pagando un precio por la vacuna, lo cual aún no se puede por particulares; por otro lado hay personas que están renuentes a vacunarse, ante la desconfianza del resultado. Lo cierto es que el Estado tiene la obligación de garantizarnos la salud, y los ciudadanos también tenemos la obligación de no contagiar a las demás personas a sabiendas de ello, pues constituye un delito. Por ello, el dilema es vacunarse o no vacunarse. ¿Es sólo un derecho o también una obligación?