a

Gabriel Morales Sod

¿Qué argumentan los apologistas de Putin?

VOCES DE LEVANTE Y OCCIDENTE

Gabriel Morales Sod
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Por:

A pesar de la devastación y muerte que ha dejado la invasión rusa a Ucrania en las últimas semanas, varias voces en la prensa mexicana se han dado a la tarea de “entender”, justificar e incluso defender las acciones de Rusia. A primera vista, los argumentos que presentan parecen parsimoniosos, una alternativa a la narrativa occidental la cual, según ellos, pretende ocultar la otra cara de la moneda.

El argumento, a grandes rasgos es el siguiente: desde la caída de la Unión Soviética, Estados Unidos y su brazo europeo, la OTAN, se expandieron rápidamente, primero en el Este de Europa y luego en el Medio Oriente (Afganistán e Irak), creando una camisa de fuerza alrededor de Rusia. El siguiente paso sería la anexión de la Ucrania a la OTAN, la cual representaba una amenaza directa a la supervivencia de Rusia. Rusia intentó detener esta expansión por la vía diplomática pero, ante el fracaso de las negociaciones, no tuvo otra alternativa sino invadir Ucrania.

El problema de este argumento se encuentra en su simplicidad caricaturesca y en su miopía cronológica. En primer lugar, esta narrativa supone que Rusia se encontraba acorralada por todos sus flancos. Sin embargo, el balance de poder internacional, por lo menos antes de la invasión a Ucrania, era precisamente el opuesto. Empecemos por el Medio Oriente. Si bien es cierto que durante más de dos décadas EU y la OTAN dominaron la región, el panorama cambió drásticamente, primero con la victoria de Assad, con el apoyo de Putin, en Siria, y tan sólo hace unos meses con la desastrosa salida de Estados Unidos de Afganistán.

Lo mismo sucedió en el flanco occidental. Europa se encontraba en su momento de mayor debilidad. La crisis de los refugiados, el Brexit y el ascenso de las derechas populistas por todo el continente pusieron en entredicho el futuro de la unión. No es coincidencia que Putin decidiera invadir Ucrania precisamente cuando Merkel, la líder que a duras penas consiguió mantener al continente unido, dejó el poder. En Estados Unidos la situación era aún más crítica. Los niveles de aprobación del presidente Biden, después de la salida de Afganistán y de su gran fracaso legislativo, se encontraban por los suelos. Lo mismo sucedía con la OTAN. Los apologistas de Putin entienden, incorrectamente, a la OTAN como un actor unificado. Sin embargo, la OTAN se encontraba en una profunda crisis. Los europeos se negaron a incrementar el gasto militar por años y Trump debilitó profundamente a la organización.

Una de las condiciones para unirse a la OTAN es tener la soberanía entera de su territorio. Es por esto que después de la guerra del Donbás, el riesgo de que Ucrania se uniera a la OTAN era casi nulo. Es decir que no solamente Rusia decidió comenzar la ofensiva desde una posición de fuerza y no de supuesta debilidad, sino que la supuesta amenaza que la narrativa apologista supone no tiene mucha agua.

Lo que realmente amenazaba a Rusia era el acercamiento de Ucrania con la Unión Europea. El problema más grande de los apologistas es que su análisis, que supone un mundo bipolar, como en los tiempos de la Guerra Fría, no solamente se olvida de que Rusia ya no es una gran potencia económica e ideológica, sino que ignora por completo los deseos y derechos del pueblo ucraniano. Ucrania, como lo hicieron los países bálticos, sin causar hasta el momento ningún conflicto armado, tiene el derecho de definir su futuro como un país europeo e incluso de armarse si así lo quiere. Toda justificación de la invasión rusa como un intento de Putin de sentirse “más seguro”, “desnazificar” o “desmilitarizar” Ucrania, pretende ocultar su proyecto imperialista, que ha dejado ya millones de desplazados y miles de muertos.