En México hay más de un millón de niños, niñas y adolescentes que han perdido el cuidado de sus padres. Esto debido a factores como la violencia intrafamiliar y de género, desnutrición, pobreza, explotación sexual, narcotráfico, consumo de drogas, migraciones, entre otros.
Los factores antes mencionados no sólo han dejado en orfandad a miles de menores, sino que además los expone a una situación de mayor vulnerabilidad.
Hoy, en nuestro país, hay más de 30 mil niños, niñas y adolescentes viviendo en orfanatos o albergues; mientras que cerca de cinco millones están en riesgo de perder el cuidado de sus familias por causas como pobreza, adicciones, violencia intrafamiliar y procesos judiciales.
Debido a la pandemia de Covid-19, México lidera la lamentable lista de los países en los que más menores de edad se han quedado en orfandad, lo que representa un reto mayor en cuanto a que nuestras niñas, niños y adolescentes tengan un hogar donde crecer y desarrollarse.
Por eso me congratula que desde el Senado de la República, estemos trabajando para que el procedimiento de adopción sea más ágil, oportuno, transparente, resguardando el interés superior de la niñez, sus derechos humanos, pero sobre todo, a la luz de un Código Nacional de Procedimientos Civiles y Familiares.
Es urgente que en México contemos con un código que permita a los jueces resolver la vida de las niñas, niños y adolescentes, ya que las causas de orfandad se han multiplicado en lugar de estrecharse, por lo que es imperativo atender estas realidades.
Principalmente, cuando el proceso de adopción en México es un acto “heroico”, pues hay familias que tienen que esperar de seis meses a más de un año para adoptar, lo que lleva a que viajen a otros países debido a que los trámites son lentos y engorrosos.
Uno de los principales derechos de nuestras niñas, niños y adolescentes es tener una familia, así está establecido en los diferentes instrumentos internacionales y también en nuestra legislación.
Sin duda alguna, la familia es la célula principal de la sociedad, porque es donde se aprenden los valores y, mediante su práctica, se constituye la base para el desarrollo y el progreso de una comunidad, ciudad o país.
Por eso es que desde el Senado, realizaremos las modificaciones legales conducentes, para contar con un marco normativo único en todo el país, que es una de las exigencias en materia de adopción, y con ello hacer realidad el sueño de tener una familia, por parte de los padres o de los menores.