Este sexenio ha significado atraso de décadas para el aparato científico mexicano: Antonio Lazcano

“La mayor riqueza científica del país, la cantidad de jóvenes que hay”

El investigador señala a La Razón que México se está quedando atrás; lamenta que los jóvenes no puedan regresar, porque no hay posibilidad de que les abran puestos; Conacyt ha sido tan muda como silenciosa, dice

El biólogo Antonio Lazcano, en su oficina.
El biólogo Antonio Lazcano, en su oficina.Foto: Especial
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Con la advertencia de que México no va al paso que otros países en el desarrollo e impulso científico y que incluso se ha estancado, el científico y  divulgador Antonio Lazcano asegura que el reto para la siguiente administración será invertir más recursos, descentralizar y revalorar esta área en el país. 

¿Cuál es el balance del desarrollo científico en el país a menos de un año de que concluya el sexenio? Tajantemente diría que los saldos son absolutamente negativos. Yo creo que la doctora María Elena Álvarez-Buylla (titular del Consejo Nacional de Humanidades, Ciencia y Tecnología) demostró tener una incapacidad absoluta para generar un programa de desarrollo científico que respondiera a lo que necesita el país, a lo que representa la ciencia contemporánea, a una visión renovadora que mejorara las limitaciones, errores que tuvieron administraciones anteriores, porque ciertamente eso existió y, más bien, se dedicó a tomar una actitud de cero crítica. 

Uno de los cambios más grandes concretados este año fue la nueva Ley de Ciencia, ¿qué opinión tiene sobre este proyecto?

Hay que recordar cómo fue aprobada sin haber concluido los debates, fue aprobada a toda prisa, con una serie de errores de procedimiento y lo que todos esperamos es que la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) eche para atrás esa ley.

También se modificó el modelo educativo para el nivel básico, ¿qué representa para la ciencia?

Soy de los que creen que las vocaciones científicas nacen muy pronto, nacen muy pronto en el sentido de que probablemente un adolescente, una jovencita de 14 o 15 años ya están pensando en ser matemáticos, físicos o biólogos. Evidentemente, eso también requiere que haya una formación previa desde la primaria, que desde antes haya una atmósfera general que promueva la enseñanza de la ciencia, la comprensión de lo que es la ciencia.  

Los libros de texto son absolutamente grotescos; basta recordar las críticas que hizo la Sociedad Matemática Mexicana a los libros de matemáticas, basta asomarse a los errores, como ni siquiera poder poner los planetas en el orden adecuado. Yo creo que eso lo que refleja es un descuido o un desdén de quienes lo hicieron, que buscaban complacer las ocurrencias ideológicas del Presidente y, ciertamente, pusieron una atención mínima en la elaboración de esos textos. 

Ante estas adversidades que comenta, ¿hay algo rescatable de 2023 para la ciencia? Yo creo que lo más positivo que se puede decir es que hubo una organización creciente por parte de las personas del mundo académico para organizarse, rechazar, meter demandas y amparos... 

En lo que es salud y en ciencia, la administración del actual gobierno está absolutamente reprobado y no hay que olvidar esa alianza ominosa que no produjo nada entre el doctor Hugo López-Gatell y la doctora Álvarez-Buylla, como lo refleja el número tan enorme de fallecimientos que hubo en México por la pandemia, como lo refleja, la espera que la gente sigue haciendo de la vacuna Patria, el fracaso con los famosos ventiladores. Allí no hay nada que se pueda decir a favor. 

Éste es un sexenio que ha significado un atraso de décadas para el aparato científico mexicano. 

¿Cuál es el papel que jugaron las instituciones académicas como la UNAM, IPN, entre otras? En el caso de la UNAM, lo que le puedo decir es que la Universidad resistió con mucho arrojo, con mucha decisión, con argumentos muy poderosos, los empeños del Conacyt para tratar de entrometerse en la vida académica de la UNAM. 

Con la administración del doctor Enrique Graue y ahora con el doctor Leonardo Lomelí, la UNAM se convirtió en un símbolo del empeño por protegerla, así como al desarrollo académico, científico. 

¿Cuál será el reto en la ciencia para quien asuma la Presidencia de la República en 2024? La herencia más terrible en realidad que deja es una brecha como nunca había existido entre la comunidad académica, la comunidad científica y el Gobierno y eso es algo que no le conviene a nadie. El tratar de cerrar esa brecha es una tarea absolutamente central e indispensable para intentar recuperar la confianza. Yo creo que en términos de la organización del Conacyt, sin la H, si sigue o no, es completamente irrelevante, porque es tan muda como silenciosa fueron las partes negativas del Conacyt. Lo que allí es importante es que otra vez se genere lo que es esencial en un sistema científico, que es la participación de la comunidad. 

Soy de los que creen que las vocaciones científicas nacen muy pronto, nacen muy pronto en el sentido de que probablemente un adolescente, una jovencita de 14 o 15 años ya están pensando en ser matemáticos, físicos o biólogos

Antonio Lazcano
Investigador de la UNAM

Otra tarea será echar para atrás la ley, si es que no la echa antes la Corte. También garantizar que haya espacio para que en la comunidad participe; tres, hacer el apoyo a las sociedades y organizaciones científicas que son finalmente instrumentos de lo que ahora la gente llamaría la sociedad civil; cuatro, garantizar que el desarrollo científico continúe con el proceso de descentralización que llevábamos desde décadas atrás; quinto, que los centros públicos de investigación se puedan gobernar de manera independiente de una autoridad central, coordinados desde luego entre sí; sexto, aumentar el presupuesto destinado a la ciencia.  

A nivel internacional, ¿en qué posición se encuentra México? Se está quedando brutalmente atrás y la mejor prueba de ello la tenemos, por ejemplo, en la edad promedio de la comunidad científica mexicana. 

Hay muchísimos investigadores jóvenes que no pueden regresar al país, porque no tienen a qué regresar, no hay posibilidad de que les abran puestos, no hay posibilidades de que se genere una política de expansión del aparato científico, tecnológico y de innovación y eso significa que evidentemente nos estamos atrasando respecto a lo que ocurre en otros países.

A raíz de la pandemia, por ejemplo, hubo países como Canadá, como Inglaterra, como Francia que invirtieron grandes cantidades de dinero en la expansión del aparato científico, en la contratación de investigadores jóvenes, aquí no ocurrió.

¿Considera que hay ventajas en el país que se están desaprovechando? Si me pregunta cuál es la mayor riqueza científica del país, yo diría que la cantidad de jóvenes que hay. A ellos hay que prestarles atención; por ejemplo, en términos de programas de enseñanza, México tenía programas espléndidos como el Verano en la Investigación Científica, como los apoyos a las Olimpiadas de Matemáticas, de Biología, de Química, de Física y todo eso lo acabó la administración actual.

¿En qué temas, México debe poner al día como prioridad? Debería haber un esfuerzo muy claro de apoyar las políticas de cambio climático adecuadas, que es algo que tampoco estamos viendo en inversión, por ejemplo, en Pemex, cuando la tendencia mundial es hacia la sustitución de los combustibles fósiles.

Está directamente relacionado con la preservación de la diversidad biológica, que a su vez tiene consecuencias muy claras en problemas como la salud pública.

Sabemos que si destruimos grandes espacios de riqueza biológica como las selvas, eso va a provocar una, no solamente la extinción de especies animales y vegetales, sino que también va a provocar la dispersión de pequeños mamíferos y, por lo tanto, va a facilitar los brincos zoonóticos de parásitos virales, bacterianos de protistas hacia las poblaciones humanas, etcétera. Pero yo creo que algo en lo que hay que tener mucho cuidado es el no pensar que hay que buscar un solo desarrollo de una sola área en la ciencia.