Maltrato animal, las otras víctimas de la violencia familiar

Gabriela ama a los animales; su casa ya ha sido refugio de perros desprotegidos que con ella encontraron un hogar, por eso sufre cada que ve cómo su vecino golpea a su perra por la mínima razón. Desde luego que Gaby, defensora de los que sufren maltrato animal, no se ha quedado de brazos cruzados; sin embargo, este hombre ya la amenazó con matar a su mascota si lo denuncia o si intenta quitársela.

¿Quién puede maltratar a un animal? Para Gabriela Montaño quienes golpean, gritan o matan a las mascotas son violentos en general y quienes viven con ellos o cerca de ellos corren peligro, ésa es la razón por la que Gaby no ha podido denunciarlo, tiene miedo a que tome represalias.

En esta idea coincide Linda: “las personas que maltratan a los animalitos son violentas en cualquier ámbito o tienen un tipo de trauma. Yo sí denuncio cuando soy testigo de maltrato animal porque duele en el alma ver casos así, donde ellos salen lastimados”.

Y Elizabeth, quien opina que los maltratadores de animales son siempre violentos en distintas formas. “Buscan desahogar esa ira con un ser menor e inocente que no pueda responder a sus agresiones”.

Existe una percepción generalizada de que una persona que ataca con saña a un animal no es digna de confianza; desafortunadamente este delito tiene todavía un mayor alcance que el daño directo a un perro o a un gato, puede ser un indicador de que en casa alguno de los familiares vive violencia. La crueldad animal es un rastro de violencia familiar o violencia de género.

Este vínculo ya ha sido tratado en varios estudios internacionales; en la Ciudad de México aún es un terreno casi inexplorado aunque, en últimos meses, la Procuraduría Ambiental y de Ordenamiento Territorial y la Secretaría del Medio Ambiente capitalinas alzaron la mano para liderar los primeros diagnósticos en torno a esta otra forma de violencia familiar y de género que está ahí, pero que nadie ve.

Estas primeras iniciativas de las autoridades locales parten del hecho de que vincular el maltrato animal con la violencia familiar es viable cuando varios perfiles de victimarios suelen buscar al sujeto más vulnerable de su entorno para descargar ahí su ira; casi siempre, este rol le pertenece a las mascotas.

MUCHAS QUEJAS, POCAS DENUNCIAS

Al día, la Brigada de Vigilancia Animal recibe entre 20 y 35 llamadas con denuncias, más de 50 por ciento, explicó Celis Díaz, está relacionada con el maltrato animal; perros y gatos, la mayoría de víctimas en la Ciudad de México.

A pesar de este gran volumen de quejas contra personas que maltratan animales, son mínimas las que terminan en una denuncia ante el Ministerio Público, tres o cuatro a la semana, por mucho.

La denuncia, que se realiza ante la Fiscalía Especializada en Delitos Ambientales y Protección Urbana, es indispensable para que la policía pueda entrar a un domicilio para evitar que el caso de maltrato termine en la muerte de la mascota.

Pero las personas que son testigos de maltrato animal evitan acudir a las instancias judiciales por el temor de que los dueños de los animales tomen represalias. 

NIÑO QUE MALTRATA ANIMALES, ¿FUTURO VICTIMARIO?

Está demostrado científicamente que un gran porcentaje de delincuentes acusados de violencia familiar o violencia de género maltrataron en su infancia a los animales que tenían cerca. “Encuentran placer en hacer sufrir a un ser vivo”, señaló a La Razón Alberto Celis, encargado operativo de la Brigada de Vigilancia Animal de la Secretaría de Seguridad Ciudadana de la CDMX.

El agresor, en todos sus niveles, es una persona irrascible con niveles de frustración altos y también es impulsiva; cuando se pierde el control de los impulsos no le da el reconocimiento al sufrimiento del otro y descarga con cualquiera que se ponga en su espacio. Entonces, dañar a una mascota es cosificar en general a los seres vivos, explica Maricarmen Montenegro, académica de la Facultad de Psicología Universidad Nacional Autónoma de México.

“Hay procesos de aprendizaje muy importantes para que, con perros, gatos, caballos se hagan responsables y generen condiciones en los estados emocionales de los niños; pero también pasa al contrario: hay personas que no lo aprenden, sino que han sido víctimas de violencia y lo que aprenden es un modelo de interacción donde el sufrimiento de otro no les impacta y visualizan a los seres vivos como cosa”, advirtió.

Al igual que el encargado de la Brigada de Vigilancia Animal, la psicóloga consideró que la niñez es una etapa crucial para generar estados emocionales de compasión, de ternura y responsabilidad hacia los animales. Si un menor no crea estos vínculos y demuestra lo contrario a la compasión, puede significar que ese niño se encuentra en un entorno de violencia y sea potencialmente agresor.

Una persona no puede ser tierna y afectuosa con nadie si es capaz de matar a un animal con intención, no habría manera y es fácilmente extrapolable, detalló la especialista; y consideró que la violencia no va en una dirección, es decir, no es que vaya primero al animal y luego a la persona, sino que se maneja en ambas direcciones. 

MASCOTAS, MÁS VIOLENTADAS EN EL CONFINAMIENTO

El confinamiento por la pandemia de Covid-19 hizo más evidente el grave problema de la violencia al interior de los hogares, explica Montenegro, pues las personas y los agresores ahora están más tiempo en casa y suelen descargar sus emociones con las mascotas.

A siete meses de la pandemia, los capitalinos ya comenzaron a reflejar una fuerte fatiga por el encierro, que deriva también en maltrato animal.

Antes de la contingencia sanitaria, los animales pasaban algún tiempo en soledad y lo que tendría que ser un aspecto positivo de esta pandemia, que las personas puedan pasar más tiempo con sus mascotas, puede jugar en contra de ellas.

DESPUÉS DE LOS ANIMALES, NIÑOS Y MUJERES, LAS VÍCTIMAS QUE SIGUEN

Para Maricarmen Montenegro es importante ver todas las aristas en el análisis de los casos, así, el indicador de maltrato animal puede ser también un medio de prevención, pues al tener conocimiento de éste en una familia es muy probable que el perro no sea el único que sufre maltrato, de forma que también puedan estar en peligro los integrantes más vulnerables, como las mujeres y los niños.

De ahí que sea un gran paso que las autoridades capitalinas consideren la información sobre violencia contra los animales, para ver más allá de los mismos, en un reflejo de lo que pase con las mujeres o familias sometidas a su victimario.

VIOLENCIA DE GÉNERO, DETRÁS DE UN CACHORRO MALTRATADO

La Secretaría del Medio Ambiente (Sedema) de la Ciudad de México detectó que algunos casos de maltrato animal que ocurren en la capital mexicana están vinculados con violencia de género cometida en contra de alguna de las dueñas de la mascota.

Como parte de los trabajos realizados por la Sedema para atender el problema del maltrato animal, ya líneas de investigación que abordan situaciones con un enfoque de género.

El reporte de Sedema, que forma parte de la glosa por el Segundo Informe de labores de la Jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, incluye información del Diagnóstico sobre Violencia de Género-Especie en la Ciudad de México.

A partir de 2 mil 598 cuestionarios aplicados a mujeres y hombres mayores de edad, 67.5 por ciento dijo que tenía un animal de compañía, lo que equivale a mil 753.65 personas. De este universo, 16 por ciento (280) señaló que sus mascotas, en algún momento, han sufrido maltrato animal. Quienes dijeron eso, 61 por ciento son mujeres.

PLANES EN MARCHA

La Procuraduría Ambiental y del Ordenamiento Territorial (PAOT) de la CDMX también le entró al análisis y ya busca ir más allá, pues tiene la intención de crear, con la colaboración de la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México un protocolo para prevenir y atender casos de violencia intrafamiliar que estén relacionados con maltrato animal.

Mariana Boy, titular de la PAOT, señaló en entrevista para La Razón que está comprobado que ambos fenómenos sociales, la violencia familiar o de género y el maltrato animal, están estrechamente vinculadas. En Estados Unidos, comentó, los efectos están bien documentados y justamente lo que se busca en la capital es replicar el conocimiento de los hechos y coordinar acciones con la Fiscalía, toda vez que la Procuraduría Ambiental atiende denuncias de maltrato animal y la FGJCDMX las denuncias de violencia familiar y contra las mujeres.

En este sentido, advirtió sobre casos de personas y particularmente mujeres víctimas, quienes permanecen con su abusador por temor a que pueda lastimar a un animal querido o menores que conviven con personas que maltratan a los animales, lo cual es signo de que pueden ser víctimas de abuso por alguien mayor y que sea una figura de poder.

SÍNTOMA DE FAMILIA PERTURBADA

El maltrato animal es el síntoma de un núcleo familiar que está perturbado y disfuncional, lo cual debe atenderse de forma inmediata por parte de las instituciones.

Hace dos semanas, la PAOT realizó un seminario con expertos nacionales e internacionales, para trabajar el tema, con elementos jurídicos y técnicos que se realizan en otros países, específicamente en Estados Unidos.

Y también debe aprovecharse que las denuncias de maltrato animal ha avanzado mucho, lo que habla de un proceso de conciencia social y, gracias a eso es que cada año se reciben más reportes en la PAOT, Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) de la CDMX y la Fiscalía.

En ese sentido, consideró que, con un protocolo que vincule ambos fenómenos, podrá llegarse a acciones de prevención a partir de la identificación de conductas, incluso mejorar la protección e identificación pronta de las víctimas.