-2016: optimismo moderado

-2016: optimismo moderado
Por:
  • arturov-columnista

La labor de la predicción económica es siempre objeto de críticas severas, algunas justificadas otras no tanto; pero, lo cierto es que siempre es un tema de amplio y de intenso debate, que puede moverse entre los malos extremos que van del optimismo desbordado hasta el pesimismo acentuado. Una proyección o pronóstico económico no es sinónimo de augurio, adivinación, apuesta, premonición, conjetura o cualquier cosa que tenga que ver con elementos que pretenden conocer el futuro sin fundamentos analíticos.

Un pronóstico económico es una estimación acerca del posible comportamiento de una variable (PIB, inflación, exportaciones, etc.) sobre la base de criterios y/o supuestos acerca de los motores o impulsores de dicha variable económica. Por ejemplo, cuando los economistas hablamos de un pronóstico de PIB, digamos 2.7% para el 2016, estamos suponiendo un comportamiento paralelo de las variables que impulsan el crecimiento en México; a saber, el avance de la economía de Estados Unidos, supuestos sobre inversión extranjera y nacional, dinámica del gasto público, etc. Además, se asigna una probabilidad de ocurrencia a este pronóstico, que generalmente es alta.

Es evidente que si las variables que están detrás del pronóstico del PIB no se materializan como se había anticipado, el dato del PIB será diferente al pronosticado. Así, cambios abruptos en los escenarios propuestos para las variables que determinan el crecimiento económico generaron cifras muy diferentes a las originalmente proyectadas.

Por ejemplo, con base en la Encuesta Banamex, al principio del 2013 el consenso de analistas estimaba que el PIB mexicano crecería 3.4%, y finalmente terminó creciendo 1.3%; para el 2014 las cosas no fueron muy distintas, la expectativa a principios de ese año era de un crecimiento del PIB de 3.3% y la cifra oficial señaló sólo 2.3%. Para el año pasado, es muy probable que se repita esta conducta, ya que las expectativas de principios del 2015 apuntaban un avance de 3.4% y las nuevas estimaciones señalan un avance menor de 2.5%.

Este fracaso en las estimaciones del PIB se debió al deterioro mayor al esperado del entorno bajo el cual se establecieron los pronósticos. En algunos casos, por ejemplo, se retrasó el ejercicio del gasto público, en otros Estados Unidos creció menos de lo esperado, etc.

Para este 2016, las expectativas son moderadamente optimistas. La actual expectativa del consenso de 2.7% supone continuidad en el crecimiento de Estados Unidos además de un mayor impulso de la demanda interna.

Asimismo, aunque se anticipa una mayor inflación (3.20% versus 2.13% en el 2015), continuará baja y en un nivel cómodo para el Banco Central. Con ello, es posible que en el mercado laboral formal logren crearse alrededor de 800 mil nuevas plazas, y se consolide un año más de ganancias reales moderadas en las remuneraciones a los trabajadores del sector formal.

Los riesgos de que estos pronósticos se deterioren radican fundamentalmente en el hecho de La economía mundial —en particular la de estados Unidos— se desaceleren, y en un impacto mayor de la depreciación del tipo de cambio sobre la inflación. Nadie puede predecir el futuro, pero es innegable que, para tomar las decisiones correctas, debemos hacer un esfuerzo por imaginarlo. Para ello, es que se realizan las proyecciones económicas.

avieyra@banamex.com

Twitter: @ArturoVieyraF