Asesinato de Obregón y la gira del gobierno de Trump

Asesinato de Obregón y la gira del gobierno de Trump
Por:
  • horaciov-columnista

Dedico la colaboración de hoy a dos temas (ciertamente algo dispersos): el nonagésimo aniversario del asesinato de Álvaro Obregón y las visitas realizadas el fin de semana por Donald Trump al Reino Unido y por su gabinete a México. Algunos comentarios al respecto.

El último magnicidio. Cuando los aniversarios de eventos importantes caen en lustros o décadas relevantes es una buena ocasión para hacer una reflexión a la luz de la perspectiva histórica. Éste ha sido un año en el que se han celebrado aniversarios importantes de hechos icónicos de la historia política del país. Por citar algunos, los 30 años del fraude de las elecciones de 1988 o 50 de la matanza de estudiantes de Tlatelolco. Bueno, pues ayer se cumplieron 90 de que José de León Toral asesinara a Álvaro Obregón en La Bombilla, en el barrio de San Ángel. Fue el último asesinato de los protagonistas de la Revolución Mexicana (la misma suerte habían corrido antes Madero, Zapata, Villa y Carranza). Adicionalmente, por su condición de presidente electo, se trató del último magnicidio ocurrido en el siglo XX mexicano (aunque podría ser hasta cierto punto debatible si el asesinato de Luis Donaldo Colosio entraría en la misma categoría). En una época en la que todavía están frescos los injustificables asesinatos políticos que ocurrieron en la campaña electoral recién concluida, resulta importante recordar aquellas épocas en las que los liderazgos políticos enemigos de alcance nacional eran neutralizados con medidas extremas. Que sean los votos, y no las balas, las que determinen la alternancia política.

El gobierno de Trump, de gira. Es interesante la manera en la que Andrés Manuel López Obrador ha llevado casi en exclusiva —con un gobierno saliente completamente eclipsado— las riendas de la transición gubernamental. En esa lógica se inserta la visita, tras la llamada de felicitación que recibió AMLO de Donald Trump por su triunfo, de un entorno de primer nivel del gobierno norteamericano: Michael Pompeo (secretario de Estado), Kirstjen Nielsen (secretaria de Seguridad Nacional), Steven Mnuchin (secretario del Tesoro) y Jared Kushner (yerno y asesor especial). Con la visita de esa comitiva de alto nivel mataron dos pájaros de un tiro: le hicieron primero la visita a Enrique Peña y a su gabinete, a manera de despedida (dado que la reunión Trump-Peña, buscada por el gobierno mexicano y pospuesta sistemáticamente por Trump, simplemente no se dará); y, por otra parte, la visita a López Obrador puede ser leída como un gesto de buena voluntad del gobierno de Trump hacia la administración que iniciará funciones en México en diciembre. Pero que nadie se llame a decepción por iluso: no sería la primera vez que Trump descalifica los acuerdos de sus subordinados. Cosa de darle pretextos, o ni siquiera eso, para que saque a relucir, de nueva cuenta, sus fobias contra México.

Mientras tanto, Trump se paseaba por Londres, tensando más la relación con el gobierno de la primera ministra del Reino Unido y generando agravios, por su (siempre predecible) impresentable comportamiento, a la reina y a la sociedad británica. Hablando de ideas imbéciles, ¿a quién se le ocurre posar en un sillón queriendo parecerse a Winston Churchill?