Chapo, Chepo , Miguelón y la chiripa

Chapo, Chepo , Miguelón y la chiripa
Por:
  • larazon

Alicia Alarcón

Así las cosas. El narco convertido en magnate. El criminal en la lista de los más ricos del mundo, se debe estar carcajeando en su sillón elegantísimo y carísimo en algún lugar paradisíaco del mundo. Debe tener otra cara, otra constitución física e igual hasta una voz diferente. ¿Moraleja? “Me los chingué y me los sigo chingando”.

El director técnico de la NH (nunca heroica) Selección Nacional, burlándose de la afición y de sus jugadores. Cobrando millones de dólares por no hacer nada. Pero nada. Otro espécimen sentado en su sillón elegante y caro, echando sonoras carcajadas. Gran ejemplo deportivo. Epifanía de “me los chingué de aquí a diciembre”. Y nuestro flamante Jefe de Gobierno, el Doc, el Mike, Miguelón o como quiera que usted lo llame, inerte y apático (solo moralmente, of course). Sentado en su sillón elegante y carísimo (menos caro que el de los dos casos anteriores, y por supuesto, mucho menos elegante) debe echarse unas sonoras carcajadas con los dueños de las prebendas electorales que debe. “Estamos evitando la violencia” dijeron. “Nos chingaron”, digo yo.

Ya es parte de la cultura mexicana esto de salirse siempre con la suya. Al pueblo, pan y circo, decían antes para desviar la atención de las cosas, la famosa cortina de humo, la distracción. Y hoy, es pan, circo y burla. ¿Circo? ya ni eso. Ni siquiera la liga, la liguilla, la copa o la copita anima. Y no sé qué será peor, no salir porque no hay patrullas o porque las hay (la que esto escribe se ha vuelto abstemia en locaciones exteriores). ¿Pan? Pero si tenemos unos obesos y otros famélicos, hasta parece que se preocupan más por los gordos que por los urgentes hambrientos. ¿Burla?

Todos los días. A todas horas. Basta salir de su casa (la suya de usted querido lector, porque la mía de mí ya no la dejo tan fácil) para que las calles sean un caos, dejar de ser productivos durante horas, perder dinero sin haberlo podido ganar siquiera, por estar atorados en el tráfico, por las mordidas para abrir negocios, por la inseguridad y por las cero ganas.

No sólo son las manifestaciones terroristas-docentes, incendiarios-electricistas o la causa-criminal de la semana. Es la (des)urbanización física, moral y cívica de la ciudad. La falta de ganas de conciliar. Jalar el agua pa’l molino partidista, personal, de grupo o de fracción. Son las noticias que todos los días nos recuerdan que si la riegas y eres lo suficientemente hábil, te sales con la tuya. Si te manifiestas, incendias, rompes y lastimas, te pondrán mesa de diálogo y te cumplirán al dedillo tu pliego petitorio. Si evitar una reforma importante para el país, del sector que sea, te da para tu cuentita bancaria, tu partida secreta o escapar del silencio de tu rancho, serás aplaudido por tu patriotismo.

Si evitas ejercer tu autoridad, porque te vas a ver represivo y autoritario y en contra de los intereses partidistas, tu tribu te alabará como justo. Y si no das resultados, ni tu equipo anota y tampoco gana, de todas maneras te seguirán pagando tu peso en oro. Pero también, si te metes en la fila, pasas antes. Si pagas mordida, se consigue escapar de una sanción. Si negreas a tus empleados, con una “corta” se soluciona. Todo es “sí” y nada es “no”. A los mexicanos no nos gusta que nos nieguen las cosas.

Somos todopoderosos. Estamos dispuestos a lo que sea con tal de salirnos con la nuestra. Matar, robar, mentir, gritar, golpear y lastimar. Realmente no hay nadie que nos pueda juzgar, porque todos lo hacemos.

Desde el basurero que ilegalmente cobra casa por casa por recoger la basura, incluida en el predial, hasta… Bueno, hastá allá muy arriba. Uno no se saca la lotería así nada más. Le tiene que buscar y buscar y generalmente sale con quién, cómo y cuándo. Y de pura chiripa porque la suerte no existe. Ya chingaste. Así las cosas.

aliciaalarcon2009@gmail.com

Twitter: @aliciaalarcon