Claroscuro

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Enrique Acevedo

Más de medio siglo después del movimiento por los derechos civiles en Estados Unidos y de que el pueblo norteamericano eligiera a Barack Obama como su presidente, la tensión social persiste en ese país. Duraron muy poco la ola de optimismo y la noción de una era post-racismo, generadas tras la elección del 2008.

Casos como el de Trayvon Martin en Florida y el de Deryl Dedmon en Mississippi, ambos estados del sur, suman a la tesis de que aún no se supera la histórica herida que dejó la lucha por la equidad racial en Estados Unidos. Y esa tensión se manifiesta también en el sentimiento antiinmigrante que recorre el país. Sentimiento al que abona la retórica política de la derecha y que busca legitimarse en la elaboración de leyes racistas como las de Arizona, Alabama y Georgia.

Así lo vinculó el presidente Barack Obama durante la entrevista que tuve oportunidad de hacerle el viernes pasado en Cartagena, Colombia, en la que el mandatario compartió su preocupación por la posibilidad de que estas leyes se conviertan en un modelo a nivel nacional. Algo que el aspirante republicano, Mitt Romney, ha propuesto en diversas ocasiones a lo largo de su precampaña.

Obama reconoció que la elección del primer presidente afro-americano, por sí misma, no cambia la actitud de la gente porque eso, dijo, tiene que ver con una transformación de corazones, y no de mentes. Con actitudes, y no con leyes. No obstante, el presidente agregó que con el paso del tiempo se han registrado avances y que sus hijas de 13 y 10 años tienen una visión mucho más "iluminada" de las cosas. Es cierto, en parte.

El día de hoy la Universidad de Phoenix y el National Journal publican su encuesta Next America, en la que dan a conocer una serie de datos interesantes sobre la dinámica racial en Estados Unidos. El ejercicio confirma la intensa convivencia que existe entre los diversos grupos raciales que componen el tejido social estadounidense. En ella sólo un tercio de las personas menores a 30 años respondieron tener pocos o ningún amigo de una raza distinta a la suya. La mayoría contestó tener más amigos de otra raza de los que tenían sus padres.

El estudio revela que apenas una quinta parte de los encuestados cree que la dinámica racial ha empeorado, mientras el resto confía en que las cosas han ido mejorando con el paso del tiempo. Se muestra una serie de coincidencias entre lo que opinan hispanos, blancos y afro-americanos en relación al racismo en Estados Unidos. Categorías que, por cierto, me siguen pareciendo cuestionables.

No obstante, otra encuesta publicada recientemente por la revista Newsweek señala que, mientras 65 por ciento de la población blanca estima que se ha logrado equidad racial, 47 por ciento de los afro-americanos considera lo contrario y añade que no cree alcanzarla durante sus vidas. Seis de cada 10 afro-americanos opinan que el racismo es un problema grave en Estados Unidos, mientras sólo el 19 por ciento de la población blanca opina igual.

En suma, hay avances, pero los resultados hablan de que aún existe división entre los estadounidenses y que esa división se basa en el color de su piel.

 La Caminera. Dentro del marco del World Economic Forum para Latinoamérica, ayer por la mañana en Jalisco, estado gobernado por el PAN, el presidente Felipe Calderón presumía una larga lista de lo que ha logrado su gobierno. Al mismo tiempo y a tan sólo unos cuantos kilómetros de ahí, en Nayarit, estado gobernado por el PRI, Enrique Peña Nieto criticaba la gestión de Calderón. Uno desde el viejo Vallarta y otro en el Nuevo Vallarta; en medio, el país en el que vivimos.

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Twitter:@enrique_acevedo