Del Irak de Bush a la Siria de Obama

Del Irak de Bush a la Siria de Obama
Por:
  • larazon

Juan Pablo de Leo Spínola

El 7 de octubre del 2001, en represalia por los ataques del 11 de septiembre, Estados Unidos y una coalición de países lanzaron la Operación “Libertad Duradera” en Afganistán, país que bajo el control de los talibanes, había proporcionado un refugio para Osama bin Laden.

A la vez el presidente George W. Bush declaraba una guerra contra el terrorismo y se comprometía a mantener una lucha frontal contra los estados responsables de albergar organizaciones terroristas.

Pasaron ocho años de su presidencia y a la fecha, tanto Afganistán como Irak, siguen siendo un dolor de cabeza para el gobierno estadounidense, pues las incursiones militares de W dejaron la imagen de la nación ante el mundo en uno de sus puntos más bajos de la historia. La presidencia de Barack Obama se ha alejado lo más posible de esa política exterior y ha pretendido que su legado en la doctrina sea una de no intervención, de no militarización, de la mano con una estrategia basada en drones y otro tipo de tecnología que no involucre el uso de tropas en tierra.

Los recientes atentados del Estados Islámico perpetrados en París, Francia, han revivido el debate internacional sobre el rol militar que debe jugar Estados Unidos en la guerra contra ISIS en Siria e Irak. La reacción representa un problema lo suficientemente enredado y complicado para que las lecciones aprendidas a partir de lo vivido en otras guerras, permitan mantener una estrategia que dicen, eventualmente funcionará.

Obama y su equipo ven las críticas por su involucramiento en Siria como imprudentes, bajo una retórica simplista en su acercamiento a la solución de un problemas complejo en un mundo peligroso; además, con un balance delicado en una región sumamente inestable repleta de intereses de todo tipo. Desde los medios de comunicación, pasando por los republicanos hasta figuras prominentes de la política, han hechos llamados para invadir con tropas el territorio sirio lo antes posible.

Una situación como la de Siria, en la cual está involucrada Rusia de manera geoestratégica, traería muy seguramente resultados contraproducentes.

Como se ha descrito en los medios estadounidenses con mayor exactitud: “Sería una violación del principio de no hacer estupideces”, que constituye una forma más profunda de la doctrina de seguridad nacional de Obama y que a George W. Bush no se le dio mucho, pues de forma reaccionaria se enfrascó en una guerra sin fondo. Una invasión terrestre del territorio del EI en Siria e Irak sería costoso y sólo serviría para enturbiar aún más las aguas de la región. Lección aprendida.

Obama ha dicho que confía en la estrategia actual sustentada en el bombardeo de posiciones estratégicas. El mayor problema, más allá de la concordancia con Rusia, está en convencer al clamor popular que pide represalias, cuando se corre el riesgo de hacerse cómplice de complicar aún más el problema, tal y como los fantasmas de la pasada administración bien lo recuerdan.

juanpadeleo@me.com

Twitter: @juanpadeleo