Descenso de la violencia, el gran objetivo

Descenso de la violencia, el gran objetivo
Por:
  • mauriciof-columnista

Cada año deja haberes y deberes. En México, 2016 se significará por hechos emblemáticos en los más diversos órdenes, cuyo listado dejo a la memoria de cada quien y a sus emociones, pero me parece que lo más relevante, sin embargo, no es un hecho sino un aniversario y un proceso. El aniversario, el cumplimiento de diez años de la llamada guerra contra el narcotráfico; el proceso, la reflexión nacional en torno de un saldo que nos deja inquietos.

En teoría, la guerra es un mal que combate males mayores. En consecuencia, el precio que se paga por ella, aunque doloroso, debería terminar por ofrecer dividendos sociales.

Pero todavía no alcanzamos a ver el final de una lucha que ha implicado la pérdida de miles de vidas y de la tranquilidad en muchas zonas del país.

La paz, como otros valores, suele apreciarse más cuando se pierde. Y en ese trance estamos. ¿Cómo recuperar la paz, la tranquilidad pública y la confianza cotidiana y ver con optimismo el futuro?

Cualquiera que sea la estrategia que se determine, debe tener como principio el descenso paulatino de la violencia, y por lo tanto el decremento consistente de la pérdida de vidas.

No debemos seguir creyendo que subiendo la violencia podemos bajarla.

Ahora estamos obligados a trazar una estrategia hacia la paz y por la paz.

No se trata de juzgar nuestros errores sino aprender de ellos.

Quizá tuvimos que equivocarnos para alcanzar cierta claridad, pero si así fue es tiempo de corregir el camino.

Debemos trabajar en favor del desarrollo social y en la reinstalación de valores, al tiempo que depuramos, reconstruimos y fortalecemos nuestro sistema de justicia, nuestras instituciones procuradoras y nuestros cuerpos estatales de seguridad, lo que va de la mano con establecer rutas y plazos para el retorno de las Fuerzas Armadas a sus responsabilidades constitucionales.

Imposible lograrlo de un momento a otro, pero hay que hacer el trazo. Qué queremos, qué debemos hacer para lograrlo y cómo es posible ir reduciendo los registros de la violencia.

Esto es algo que no puede brotar de la ocurrencia o de la prisa, pero sí del acuerdo nacional y de la planeación acertada, lo que incluye metas intermedias orientadas al gran objetivo.

Hay que acabar con la estadística que sube y baja, y en su lugar apostar por una tendencia siempre en descenso.

Si queremos llegar a cero o al menor grado posible de hechos delictivos, violencia e incertidumbre, tenemos que apuntar hacia ello con claridad y sin desvíos.

Entre nuestros haberes están muchos valores colectivos que nos distinguen como nación. Por mencionar sólo algunos, nuestra democracia, nuestras instituciones y nuestra sociedad, mayoritariamente trabajadora y solidaria.

Con estos y otros haberes tenemos que ser capaces de asumir nuestros deberes.

Nos debemos paz, justicia, tranquilidad social y seguridad pública.

Avanzar hacia allá debe ser nuestro propósito como nación en 2017.

No es que sea fácil. Es que es indispensable.

Twitter: @mfarahg

Secretario general de la Cámara de Diputados y especialista

en derechos humanos.