El ascenso de la derecha paulista

El ascenso de la derecha paulista
Por:
  • rafaelr-columnista

El deterioro de la clase política profesional, por causa de la corrupción y el autoritarismo, se resiente en todo el mundo. No hay región del planeta —rica, pobre o miserable—, inmune a ese corrosivo desencanto, ni punto de la geografía política —izquierda, centro o derecha— que deba creerse a salvo.

Quienes en América Latina suponen que esa decepción ciudadana con el oficio de la política, que afecta también la credibilidad de la democracia, no los toca, se equivocan. Latinoamérica es parte del orden democrático mundial y la desvalorización de la política también la impacta

Lo hemos visto en las últimas semanas en Sao Paulo, Brasil. En esa ciudad moderna y vibrante, donde una clase media creciente y una burguesía ilustrada conviven con abultados cinturones de miseria, ha ganado la prefectura un empresario sin afiliación política firme, Joao Doria, pero que se postuló por el Partido Socialdemócrata de Brasil (PSDB). Junto al triunfo de Doria, todo el espectro de la derecha paulista, con el PMDB a la cabeza, el partido del presidente Michel Temer, subió hasta un 78% en las elecciones locales, mientras la izquierda, liderada por el PT, descendió a un 22%.

Según la revista Veja, del pasado fin de semana, el histórico triunfo de la derecha en Sao Paulo responde a tres factores: la “fuerza monumental del antipetismo”, la “creciente identificación del electorado con un ideario de derecha” y el “triunfo del mal peligroso de la antipolítica”. Pieter Zalis, editorialista de esa importante publicación, sugiere que esa simpatía con un “ideario de derecha” tiene que ver tanto con la promoción de Doria como “empresario”, “gestor” o “celebridad mediática” como con la circulación del slogan de “más administración y menos política”.

El golpe a la izquierda se ha sentido en todos sus costados. No sólo ha afectado al PT y a los candidatos lulistas sino también a Marina Silva y su partido Rede, que sólo ganó cinco prefectos. La expectativa de un desplazamiento del electorado antipetista hacia una zona de la izquierda, más alejada de los escándalos de corrupción, se ha desvanecido. Algunos analistas se preguntan si lo que más pesa en la caída de la izquierda brasileña es el hartazgo con la corrupción o una reacción conservadora más profunda, que se moviliza en contra de la hegemonía del PT.

Líderes de la derecha, con ideas tradicionales, evangélicas, neoliberales o libertarias como Ronaldo Calado, Pastor Marco Feliciano, Henrique Meirelles, Jair Bolsonaro o el joven Fernando Holiday, son partidarios de reforzar la seguridad pública, contraer los gastos sociales o revertir el avance de los derechos de las minorías, pero todos convergen en el gesto de reemplazar a los políticos ideológicos de la izquierda con una tecnocracia de expertos. El pasado fin de semana, mientras multitudes de jóvenes gritaban “¡Fora Temer!” en la Avenida Paulista, carteles de la campaña de Doria respondían: “No soy un político, soy un gestor”.

rafael.rojas@3.80.3.65