El bloqueo de Marco Rubio a México

Juan Pablo de Leo Spínola

A pesar de un primer triunfo legislativo en el Senado estadounidense, pasa el tiempo y la posibilidad de que la embajada en México que de acéfala es cada vez mayor. El origen del bloqueo a Roberta Jacobson en la Cámara alta tiene nombre y apellido. Es Marco Rubio, uno de los precandidatos con mayores posibilidades de obtener la nominación del Partido Republicano a la presidencia.

La venganza de Rubio poco tiene que ver con México y su política bilateral hacia nuestro país, aunque el mensaje de fondo considere como una segunda prioridad exterior la relación. A fin de cuentas esto es captado por muchos en Estados Unidos tras los cuatro meses de ausencia que tuvo la embajada mexicana en Washington hasta la reciente designación de Miguel Basáñez, hace

unos meses.

Bastaría con que el presidente del Senado, el republicano Mitch McConell, llamara al pleno para la ratificación de la funcionaria como embajadora para que esto sucediera. Los votos están dados y su confirmación es un hecho. Sin embargo llevarlo a cabo implicaría una acción que podría ser vista como una subvaloración de las acciones de Rubio para alterar las prioridades de política exterior de la administración Obama, y de paso aprovechar para alimentar su campaña presidencial empoderándose tanto en la negociación como en el circuito electoral entre sus simpatizantes de Florida; específicamente entre la comunidad cubana anticastrista que repudian la acción de acercamiento que ha tenido el presidente con el descongelamiento de las relaciones diplomáticas.

El asalto sobre la confirmación de Jacobson nada tiene que ver tampoco con sus calificaciones. Habla perfectamente español y se desempeñó como subsecretaria de Estado para asuntos del TLCAN y también dirigió la Oficina de Asuntos Mexicanos. El punto de conflicto en realidad es su trabajo reciente en la normalización de las relaciones entre Estados Unidos y Cuba, un asunto controvertido que ha colisionado con los muchos republicanos que apoyan el embargo. Marco Rubio, senador por Florida de origen cubano, se ha opuesto activamente a la decisión de Obama y bloquear a Jacobson ha sido su forma de tomar venganza. A pesar de los diferentes obstáculos que ha logrado sortear, la influencia republicana en el Legislativo es lo suficientemente importante como para que el daño colateral que esta histórica decisión implica sea el vacío que deja en la relación, por lo pronto, entre México y Estados Unidos.

Aunque Obama anunció la nominación de Jacobson el 1 de junio pasado, el Comité de Relaciones Exteriores del Senado no aprobó su nominación hasta el 10 de noviembre. Sin embargo, Jacobson no puede asumir el cargo hasta que se reciba la aprobación del pleno del Senado. Las relaciones entre Estados Unidos y México están actualmente en su momento más complejo, cuando la retórica sobre la reforma migratoria está a punto de entrar a las elecciones del 2016 y tomará su punto más alto. La importancia de tener un embajador de Estados Unidos calificado no debe ser subestimada.

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