El mundo y los candidatos

Enrique Acevedo

Cuando se analizan las distintas propuestas de los aspirantes a la Presidencia de la República en materia de política exterior se percibe de inmediato la buena mano de los encargados de asuntos internacionales en las tres principales campañas.

Rubén Beltrán, Jorge Montaño y Rubén Navarrete son tres hombres de probada experiencia en el servicio exterior mexicano, tres embajadores con una trayectoria diplomática impecablemente plasmada en cada una de las plataformas electorales. En el caso del PRI destaca además el papel que Emilio Lozoya lleva como coordinador de vinculación internacional para Peña Nieto.

Por eso sorprende aún más la pobreza de los argumentos utilizados por Vázquez Mota, Peña Nieto y López Obrador durante el espacio dedicado al tema, en el debate del domingo pasado. Hablaron poco y lo poco que dijeron levanta más dudas que las que responde. De poco sirven los mejores asesores si quien recibe sus consejos no tiene ni la visión ni la experiencia o el conocimiento para utilizarlos.

A pesar de que la política exterior siempre ha ocupado un rol secundario en la coyuntura electorera, es importante detenernos a estudiar la manera en la que el próximo presidente o presidenta de México entiende el mundo. Una mejor comprensión de lo que sucede alrededor del planeta contribuye a una mejor comprensión de nuestra propia realidad.

Dicen que viajar es crecer y la frase nunca ha sido tan cierta como en la actualidad. En el contexto de un entorno cada vez más interconectado y dinámico, la experiencia internacional de los aspirantes toma una relevancia muy particular. Desde la capacidad de comunicarse en idiomas distintos al español —los tres hablan un inglés muy machucado— hasta su conocimiento de otras culturas y realidades alrededor del mundo. No se trata de requisitos indispensables, pero sí de cualidades deseables en un líder del siglo XXI.

Contrario a lo que dicen los candidatos, el problema de México no es su mala imagen alrededor del mundo, sino los retos en seguridad, justicia, medio ambiente, educación, economía y salud que enfrentamos aquí. Para resolverlos falta más que un buen asesor. Si queremos ser un país competitivo, debemos empezar por nuestros líderes.

 La Caminera. Me rebasa que muchos políticos en nuestro país lleven décadas en el “servicio público” y sin embargo vivan como millonarios, con lujos que superan por mucho lo que el sueldo de los puestos ocupados les permitiría tener. Gane quien gane, la exigencia debe ser a favor de la transparencia y la rendición de cuentas en todos los niveles, dos conceptos que hasta hoy y a pesar de los avances, no forman parte del léxico de nuestra inflada burocracia.

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