El sueño de Luzhniki

El sueño de Luzhniki
Por:
  • danielalonso-columnista

Hirving Lozano se atrevió a encarar, hizo la diagonal hacia adentro, como las que hace Robben o Messi, pero en el otro perfil, porque el nuevo ídolo mexicano es diestro. Recortó magistralmente a la defensa alemana y reventó los guantes de Neuer, quien, según la prensa de aquel país, iba a construir “un muro” en su portería; la red se infló con aquella pelota, y el estadio Luzhniki se transformó en el Azteca con la garganta de 45 mil mexicanos que estaban en las tribunas.

Y la noche en Moscú se volvió inolvidable para los seguidores del tricolor: como héroes fueron felicitados por todos los rusos que se cruzaban en el festejo; “muchas gracias” también se escuchaba, porque derrotar a los alemanes, para los rusos, sabía a gloria. Brasileños, peruanos, polacos, todo el mundo rendido a los mexicanos, hasta los argentinos se sumaron a la euforia, firmando así una tregua de paz entre ambas hinchadas, que bastante han sufrido con los teutones.

Partido perfecto como se tenía anotado en la libreta de Juan Carlos Osorio; ahora muchos entendieron el plan con las 456 mil rotaciones que se hicieron durante años para despistar a los rivales; no hubo experimentos locos ni improvisaciones. Eso sí, se murió con la suya confiando en Jesús Gallardo como lateral izquierdo y éste no le defraudó en el ir y venir contra los imponentes europeos.

Los cambios también parecieron precipitados, sobre todo el del Chucky Lozano, que podía aportar más en los contragolpes mexicanos para liquidar el partido; a menos de que físicamente estuviera fundido, sería más fácil de comprender. La entrada de Rafa Márquez también fue un acierto del colombiano, era el momento de ponerle hielo y experiencia a los minutos más dramáticos del encuentro, y quién mejor que el capitán de México para dicha tarea.

Así el michoacano cumplió la meta del quinto Mundial y formó parte del encuentro histórico que significó ganarle por primera vez a Alemania en un Mundial y que también se traduce para ellas como su primera derrota en su primer partido defendiendo el título internacional. Pero, aunque muchos desean seguir abrazados a este triunfo, falta camino en este torneo; eso sí, el rival más complicado ya quedó atrás en esta primera ronda y ahora se deberá sellar el pase ante Corea del Sur.

Coqueteando con el futuro, los planes pueden cambiar para quienes trazaron sus viajes en trenes de Ekaterimburgo hacia el suroeste de Rusia, la ciudad de Samara, donde se tiene programado el partido 53 del calendario del Mundial, es decir, el ganador del grupo E contra el segundo calificar del grupo F, el de México. Con la victoria ante Alemania, los dirigidos por Osorio tienen en sus manos la posibilidad de calificar como líderes de su sector.

De un hipotético Brasil contra México, lo esperado por aquellos que confiaban en la calificación a octavos se convierte en un posible México frente a Suiza o Serbia, equipos que pelean, junto con Brasil, los cupos para la siguiente ronda. Este duelo se llevaría a cabo el 3 de julio en el estadio de San Petersburgo. Todo es resultado de una victoria mágica, en una ciudad que quedará marcada con el sello del equipo de México, de su afición y del sueño cumplido de vencer, por fin, a los alemanes en Moscú.