El terrorismo discursivo del Partido Republicano

El terrorismo discursivo del Partido Republicano
Por:
  • larazon

Juan Pablo de Leo Spínola

En medio del temor generalizado al terrorismo desencadenado por los ataques en París, el discurso político en gran parte de Europa y en Estados Unidos se encuentra sumido en un momento crítico. Como muchos de los males que aquejan al Partido Republicano, el ala extremista ultraconservadora, una vez más, ha secuestrado el discurso con falsedades, miedos y fobias. Una causa de empoderamiento para candidatos como Donald Trump o Ben Carson quienes parecían perder fuerza rumbo al final de año.

Explotan los temores más profundos de un sector de la población estadounidense, a partir de los migrantes y el supuesto peligro que representan, hasta las mentiras más viles sobre la reforma de salud. Y de paso, el apoyo al ahogamiento simulado o de plano proponer un registro para los musulmanes. Mientras más estridente el discurso y más disparado el escenario, mejores números y mayor es la respuesta reciben; el resultado de los planteamientos ha generado una subida en las encuestas de Trump. Ante la mención de “terrorismo” por todas partes, desde México hasta Rusia, el tema vuelve a aparecer en las precampañas.

Existe un sector demográfico de estadounidenses que portan con orgullo el resentimiento racial hacia los mexicanos y otras minorías, además, guardan con especial atención un lugar reservado para todo lo que tenga que ver con Medio Oriente y lo que suene o se asimile a la palabra “terrorista”. El discurso de mesura y negociación que de alguna forma plantean los candidatos del establishment como Jeb Bush tratando de aplacar la plataforma antimusulmana, antimigrante, antitodo, que Trump, Carson y Cruz utilizan para apelar sin importar las consecuencias.

La legitimidad de la campaña ha cobrado un sentido diferente luego de lo ocurrido en París. El frenesí mediático que envolvió a las audiencias estadounidenses obligó inevitablemente a la remembranza del 11 de septiembre del 2001. Los sentimientos que envolvieron en aquel momento la percepción acerca de la comunidad musulmana ha sido utilizado de nueva cuenta como si el tiempo no hubiera pasado. En aquel entonces, tan sólo seis días después de los ataques, el presidente George W. Bush visitó una mezquita, donde habló en contra del acoso a los estadounidenses musulmanes y árabes, y pidió respeto al islam.

Hoy ese partido Republicano no existe y la retórica antimusulmana está siendo impulsada por el discurso de la extrema derecha, al igual que los dichos contra otros sectores poblacionales. El “terrorismo discursivo” con el que se manejan en la actualidad la mayoría de los candidatos presidenciales reafirma el insólito momento que vive el partido.

Mientras la mitad de los gobernadores del país han declarado a los refugiados sirios personas non gratas, y la semana pasada la Cámara de Representantes votó en favor de suspender la llegada de refugiados sirios, otra batalla se avecina, tanto a nivel discursivo como acciones concretas. El presidente Obama ha prometido combatir las medidas reaccionarias y xenófobas.

juanpadeleo@me.com

Twitter: @juanpadeleo