En el Cerro del Chapulín

En el Cerro del Chapulín
Por:
  • Gabriel-Merigo

“La poesía es el sentimiento

que le sobra al corazón

y te sale por la mano”

Carmen Conde

El Bosque de Chapultepec en el Valle de México, es uno de los lugares más apreciados por los capitalinos, propio para el esparcimiento y la convivencia familiar. En el pasado, cuando se fundó la Gran Tenochtitlán, el bosque era completamente virgen y el gran lago ocupaba parte importante del área.

Al oeste del manto de agua se encontraba un cerro que con el tiempo sería llamado Chapultepec y en cuya base se construyó un edificio que dio alojamiento a numerosos virreyes y visitantes distinguidos durante dos siglos, hasta que fue severamente dañado por la explosión de un polvorín a mediados del siglo XVIII. Años más tarde, con la idea de rehacer el inmueble, a partir de un proyecto del ingeniero Miguel Constanzó, se construyó en 1841 el Colegio Militar en lo alto del cerro. Este edificio con adiciones y modificaciones, es hoy en día el monumento emblemático que todos conocemos como el Castillo de Chapultepec.

No fue mucho lo que duró el Colegio Militar en el inmueble, ya que lo dejó al instaurarse el Segundo Imperio Mexicano, con la llegada, en 1864, de Maximiliano de Habsburgo. Ante la necesidad de crear un símbolo del nuevo orden político, se modificó sustancialmente el castillo para convertirse en el Palacio Imperial que habitaron los monarcas.

El Colegio Militar para esos tiempos ya contaba con una singular edificación al pie del cerro, que constituía el acceso formal a la institución educativa y ahora es un monumento histórico patrimonial, cuya restauración me fue encomendada y está en proceso. Este bello inmueble que aún se conserva, es de planta rectangular y de escasas dimensiones, pero destaca por su impecable diseño y principalmente por su proporcionamiento. Se entra al volumen a través de un arco de medio punto al centro y se observa un amplio salón de cada lado. El acceso central presenta una enorme reja de herrería, forjada que enriquece el diseño de la fachada principal. El monumento, conocido también como la “casa del guardabosque”, al perder su función original de acceso controlado del Colegio Militar, tuvo diversos usos y sufrió serios daños no sólo por las varias y sucesivas readecuaciones, sino por el abandono total de su mantenimiento por muchos años. Aunque habrá que mencionar que desde la primera vez que vimos el inmueble, notamos la excelencia de su composición arquitectónica exhibida en su sobrio diseño y carácter marcial que le imprimen sus notables aspilleras.

La obra de restauración, está casi lista y a punto de convertirse en un moderno Museo de Sitio y Centro de Información para Visitantes, así que es momento de darse una vuelta a Chapultepec, en donde podrán observar cómo este pequeño edificio dada su calidad arquitectónica, es un monumento histórico que forma parte de nuestro acervo cultural, cuya riqueza nos distingue en el ámbito internacional.