La casa siempre gana

Desde épocas remotas, la veleidosa fortuna ha tentado a los habitantes de la capital con juegos de azar, sorteos y espectáculos en los que se cruzan apuestas. Con el tiempo, los que ofertan estos pasatiempos han oscilado entre la legalidad y la ilegalidad, conforme el capricho de las autoridades. Actualmente los casinos tienen un gran poder de convocatoria.

Acceder a ellos es fácil porque físicamente están en muchas partes y virtualmente con sólo apretar un botón.

La fantasía de multiplicar rápido el dinero, aunada a la adrenalina que produce la emoción de arriesgarlo, estimulan al público a desafiar las probabilidades. Esta debilidad humana es hábilmente aprovechada por la industria del juego que nunca pierde y gana millones.

Una buena dosis del tiempo y dinero de los chilangos queda a diario en estos atractivos centros de entretenimiento, que por otro lado generan fuentes de trabajo.

[caption id="attachment_735359" align="alignnone" width="696"] Fotografía: Una sociedad informada tiene más opciones para valorar los riesgos de dejarse seducir por los vaivenes de la suerte.[/caption]