La CNDH y la sociedad civil

La CNDH y la sociedad civil
Por:
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Luis Raúl González Pérez

Las organizaciones de la sociedad civil llevan a cabo una labor importantísima de promoción y defensa de los derechos humanos en todo el mundo.

Su trabajo se desarrolla mediante la atención de grupos en situación de vulnerabilidad, la capacitación, la presentación de denuncias, la defensa legal, el litigio estratégico y la publicación de informes temáticos, entre otras cuestiones.

En nuestro país existe una gran cantidad de organizaciones cuyas actividades permiten conocer la situación de distintos grupos y colectivos, entre los que se encuentran los migrantes, las personas con discapacidad, las víctimas de trata y violencia sexual, las niñas, niños y adolescentes, los pueblos y comunidades indígenas, las personas privadas de la libertad, los periodistas y los defensores del medio ambiente, por mencionar sólo algunos.

De igual manera la asesoría, representación y acompañamiento que estas organizaciones ofrecen a las víctimas de violaciones a derechos humanos se traduce en muchos casos, en la obtención de resoluciones favorables por parte de tribunales nacionales e internacionales.

Es por ello que el Consejo Económico y Social de Naciones Unidas ha señalado que es necesario fomentar la participación de las organizaciones de la sociedad civil debido, entre otras razones, a la gran variedad de experiencias que pueden aportar sobre temas relacionados con sus labores cotidianas, y que resultan fundamentales para la toma de decisiones y la elaboración de mejores políticas públicas en esta materia.

Algunas de las instituciones que pueden verse ampliamente favorecidas por el trabajo y experiencia de las organizaciones de la sociedad civil son precisamente aquellas que tienen a su cargo la promoción y defensa de los derechos humanos en el ámbito nacional. Como sabemos, en el caso de México esa importante responsabilidad recae en la Comisión Nacional de los Derechos Humanos.

En tal sentido, los Principios de París relativos al estatuto y funcionamiento de tales organismos señalan que éstos tienen el deber de establecer relaciones con las organizaciones no gubernamentales, habida cuenta de la importancia que sus actividades tienen en el desempeño de las instituciones nacionales de derechos humanos.

Por lo anterior, la interlocución con dichas organizaciones debe ser parte del trabajo cotidiano del ombudsman nacional, promoviendo su involucramiento en la revisión y mejora de los programas de trabajo y generando un binomio en el propósito común, cada cual desde su ámbito, de la defensa de los derechos humanos.

De igual manera, es importante que atienda las quejas y acompañe de manera permanente a las personas y organizaciones que sufren agresiones con motivo de su labor cotidiana, y ponga en marcha todos aquellos instrumentos legales a su alcance para exigir medidas cautelares y las investigaciones completas e imparciales que eviten la impunidad de esas conductas, además de emitir, con independencia, seriedad y prontitud, la resolución que corresponda.

Como se observa, el acercamiento con dichas organizaciones resulta clave para los objetivos y el desempeño de las tareas sustantivas de la CNDH.

lraul.gonzalezperez@3.80.3.65