La lógica de la guerra

La lógica de la guerra
Por:
  • larazon

La escalada en medidas de seguridad aeroportuarias del mundo entero parece no tener fin. Homeland Security ha decidido crecer “tanto como la torre de Babel” con tal de impedir los ya anunciados atentados terroristas. A pesar de la desproporción de fuerzas, los americanos llevan la parte pasiva de esta guerra: Bin Laden marca el ritmo al son que baila el gabinete de seguridad del presidente Obama.

En efecto, los tiempos del arte de la guerra han cedido paso al momento de la lógica de la guerra. Y nadie como Bin Laden para esto. El saudí conoce bien a su enemigo y, como todo buen guerrero, se alimenta de él: la fobia norteamericana es la flama que mantiene viva las ilusiones fundamentalistas; el desgaste económico por Irak y por Afganistán hace prácticamente imposible pelear en un tercer frente –en este caso, Yemen–; así, ha puesto en una encrucijada a la administración Obama obligándolos a elegir entre un bastión u otro.

El diagnóstico de Bin Laden es casi impecable: dañar el orgullo americano, desacreditar los cuantiosos esfuerzos en seguridad, desestabilizar emocionalmente, al menos, al ciudadano común; en una frase, deslegitimar a los íconos de la pax americana. Pero, en cualquier guerra, es esencial averiguar en primer lugar cómo es el comandante en jefe del ejército de la otra parte, examinar sus capacidades y emplear la estrategia según las condiciones. Éste es el punto crítico del escenario, pues, mientras el líder de Al Qaeda sigue utilizando los mismos modos, Obama ha anunciado reestructuraciones importantes en el corazón del departamento de seguridad.

En otras palabras, Barack Obama no es George W. Bush y su perfil no se ajusta a las reacciones. No, Obama no es un miembro más de la oligarquía americana con pretensiones de dominio brutal; al contrario, el discutido Premio Nobel de la Paz no ha dudado en librar batallas tan complejas como la reciente reforma de salud, la defensa de los derechos humanos.

Pero el foco de interés de Obama no estaba en la política exterior, sino en crear las condiciones sociales que faciliten el desarrollo de las oportunidades de los norteamericanos −a lo que algunas miradas trasnochadas han llamado “socialismo”−. Ahora el reto del presidente Obama será reestructurar Homeland Security, definir las nuevas líneas de la política internacional y no perder el apoyo de sus ciudadanos. Con certeza, Obama utilizará el arsenal académico norteamericano y generará nuevas formas. Habrá que ver si Bin Laden puede con Obama como pudo con Bush.

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fdm