La transa, avanza

La transa, avanza
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Enrique Acevedo

El escándalo en WalMex exhibe una práctica generalizada entre las empresas de todos tamaños, nacionales y extranjeras, que operan en México. Cuando se asiente el polvo, el argumento será que sin participar de la corrupción simplemente no se pueden obtener los permisos necesarios para operar y expandir un negocio en el país. Una conclusión triste, pero no por eso incorrecta.

Lo más preocupante es que una empresa con la influencia y el poder de Walmart, aquí y alrededor del mundo, decida abonar 24 millones de dólares a este ciclo perverso, con el consentimiento, según la investigación del NY Times, del alto mando en su corporativo de Arkansas.

La semana pasada escuchaba al presidente Felipe Calderón explicar la forma en que se han simplificado los trámites y eliminado la burocracia durante su administración. Lo que antes tomaba días, explicaba más o menos el mandatario, ahora se puede resolver en minutos. Eso es cierto y gracias en gran medida a la existencia de tecnologías que han simplificado el intercambio de información y la interacción entre funcionarios públicos y usuarios. Lo que también es cierto es que México ocupa la última posición entre los 34 países estudiados en el índice de percepción de la corrupción elaborado por la OCDE.

La corrupción en México sigue en aumento. El capítulo de Transparencia Internacional ubica a México en el lugar 100 de los 183 países evaluados por la ONG. Este lugar lo comparte con naciones como Malawi, Surinam, Madagascar y Tanzania, entre otros. Hace 5 años el país ocupaba el lugar 98.

Otro estudio citado en un artículo reciente de Randal Archibold en The New York Times, elaborado por un grupo de investigación en Washington llamado Global Financial Integrity, revela que durante los últimos 40 años México ha perdido 872 mil millones de dólares por el crimen, la corrupción y la evasión de impuestos en el país.

Tal vez no sea parte de nuestro adn, pero la corrupción está en nuestra cultura. Se alimenta de la ausencia de un estado de derecho y lastima nuestras aspiraciones de desarrollo, cualquiera que sea la definición que demos a ese concepto. Abatirla es una condición necesaria si queremos que lo demás funcione.

 La Caminera. La buena es que, cuando se registran en el padrón electoral, los miembros de la comunidad hispana en Estados Unidos participan en niveles extraordinarios. Ocho de cada 10 latinos registrados para votar, ejercieron este derecho en 2008. La mala es que sólo la mitad de quienes pueden registrarse lo ha hecho hasta hoy.

enrique.acevedo@3.80.3.65

Twitter:@enrique_acevedo