Mi manifestación

Mi manifestación
Por:
  • larazon

Alicia Alarcón

El 4 de abril de 1968, Robert F. Kennedy llegó a Indianápolis como parte de su campaña presidencial. Ese mismo día, Martin Luther King fue asesinado. Sus asesores estaban en contra de que apareciera en un ghetto en esas circunstancias. Sin embargo, RFK asistió y dio un discurso que hizo la diferencia en una situación de riesgo: “… Podríamos movernos en esa dirección como nación, hacia una polarización mayor —personas negras con los negros, y blancos con los blancos— llenos de odio unos contra otros. O podríamos hacer un esfuerzo, como hizo Martin Luther King, para entender y para comprender, y sustituir esa violencia, esa mancha de sangre que se ha extendido a lo largo de nuestra tierra, haciendo un esfuerzo para entender, para compadecer y para amar.

“Para aquéllos, entre ustedes que son negros y están tentados a llenarse con odio y desconfianza, en contra de todas las personas blancas, yo sólo les diría que en mi propio corazón también puedo sentir lo mismo. Hay un miembro de mi familia asesinado, también por un hombre blanco. Necesitamos hacer un esfuerzo en los Estados Unidos, para comprender y para ir más allá en estos tiempos difíciles…”. Indianápolis se mantuvo en absoluta paz, cuando el resto del país literalmente se incendiaba por este hecho.

Doctor Miguel Ángel Mancera Espinosa: Yo voté por ti. Estuve en muchos de tus eventos de campaña. Participé como moderadora en uno de ellos. Me alegré cuando me di cuenta que arrasabas en las elecciones de la ciudad. No hay registro anterior de ese nivel de votación, ni de votos a favor. Conozco a la gente extraordinaria que trabaja contigo. Nadie ha tenido el gran capital político con el que empezaste a “gobernar”. El día de tu toma de posesión, independiente al mal gusto del show de inicio, muchos nos emocionamos. Todos pensamos que por fin habría un poco más de equidad y honestidad en el gobierno. No conozco a nadie que no haya estado emocionado por el cambio. Bueno si, la gente que te conoce muy de cerca y que siempre me dijo que no querías el puesto, pero que era tu trampolín para la “grande”.

Hoy me siento culpable por mi excesivo entusiasmo. Y me arrepiento como muchos, de haberte dado mi apoyo. Olvida las manifestaciones. Es demasiado complejo para resolverse solamente desde el GDF. Olvida el vandalismo que se ha permitido por no atraer la figura de represor. La escalada violenta ahí está. Antes del virus de la CNTE, las cosas ya se deterioraban. Funcionarios del GDF pidiendo mordida abiertamente, el alza en el secuestro sobre todo de jóvenes, policías que no hacen su labor y al contrario, la entorpecen. Crecimiento del narco, contrabando y construcciones irregulares. Invasión de propiedad privada. Periodistas golpeados, peatones y automovilistas amenazados, gente de tu partido pagando fianzas a pseudo anarquistas y reformando leyes para proteger criminales. Desaparición de zonas verdes para favorecer autovías de pago.

¿Cómo te atreves a no dar la cara? Un secretario enviado por ti a hablar no eres tú, que es por quien votamos. Tus mensajes sólo se limitan al sol, la lluvia y el acto oficial del día. Hablas acerca de la sensibilidad de tu gobierno y no lo hemos visto. Sólo vemos incursiones exhibicionistas y populacheras sin valor y mucho menos con valentía. El capital político que conseguiste, se perdió el día en que dejaste de hablarle a tus gobernados y te dedicaste a pagar las deudas de tus prebendas electorales. Lo que hace a un líder es su capacidad de comunicarse con su gente y tratar de resolver las circunstancias en contra. No quedarse callado ante la desesperación. Y doctor, con la pena, estamos desesperados. Como dijo Kennedy en el discurso que ya cité, podríamos empezar por hacer un esfuerzo para entender. Y eso doctor, hace toda la diferencia.

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