Patrimonio arquitectónico del Barrio Universitario

Patrimonio arquitectónico del Barrio Universitario
Por:
  • Gabriel-Merigo

“…en efecto, la mayor gloria de un edificio

no está en sus piedras, ni en su oro.

Su gloria está en su edad.”

John Ruskin

En México poseemos un inmenso patrimonio arquitectónico de gran valor, mismo que de seguir en las condiciones actuales de deterioro progresivo se perderá irremediablemente, a pesar de que hoy en día contamos con una legislación federal de protección a los monumentos arqueológicos, históricos y artísticos.

Al observar que disminuye el número de inmuebles históricos en todo el país, debemos tomar algunas medidas con el fin de evitarlo. En primer lugar es menester sensibilizar a la sociedad de esta riqueza cultural de México y de la necesidad de su conservación. Para esto el sistema educativo nacional debe involucrarse a través de los planes de estudio, estableciendo materias obligatorias con el objeto de que los jóvenes, desde su instrucción elemental, aprendan del gran interés cultural de nuestro patrimonio y la necesidad de conservarlo, en función de su valor testimonial, como un elemento importante de cohesión social y como factor clave de nuestra identidad.

Aparentemente, sólo instituciones como la UNAM, han elaborado programas exitosos con sus edificios históricos, como fue el caso del conjunto de inmuebles que reutilizó en el antiguo Barrio Universitario del centro de la ciudad al mudarse la universidad al Pedregal de San Angel.

En lo general, no hemos sido capaces de promover suficientemente la necesidad de conservar el patrimonio a partir de un proceso de valoración teórica, ni tampoco hemos podido combatir los embates de la especulación inmobiliaria, cuyo único interés es la rentabilidad económica. Además, para colmo de males, estamos sujetos a eventos catastróficos regularmente, siendo los más devastadores los huracanes y los sismos que intempestivamente deterioran y destruyen el patrimonio de nuestro país.

Como si fuera poco, por cuestión de ética elemental tenemos también la responsabilidad de conservar los inmuebles que con tan sólo el paso del tiempo y la evolución de la sociedad han agotado la funcionalidad para la que fueron concebidos y enfrentan la posibilidad de ser reducidos a escombro por inoperantes. Esto es, como en el caso de la UNAM los numerosos inmuebles con valor patrimonial que mantuvo en el centro, hasta su traslado en 1954 al nuevo campus del sur, perdieron su funcionalidad y la mejor manera de asegurar su conservación fue asignarles usos adecuados que resolvieran los requerimientos arquitectónicos específicos de su nueva asignación y que además fueran compatibles con la estructura, espacialidad y dignidad de los edificios históricos.

La Universidad Nacional Autónoma de México, consciente del valor agregado a un inmueble histórico en su reutilización adaptativa, como sucedió con sus edificios del centro de la ciudad cuya importancia radica en que con su nuevo uso continuaron haciendo historia, además de que adoptaron una función relevante acorde con las funciones sustantivas de la universidad: investigación, docencia y difusión de la cultura.