Polvos y lodos

Polvos y lodos
Por:
  • larazon

Gil Gamés

Polvos de aquellos lodos, meditó Gil repantigado en el mullido sillón de su amplísimo estudio. Carlos Ahumada, el empresario argentino que corrompió al PRD de arriba abajo, afirma que ha interpuesto una demanda para que le sean devueltos al menos 200 millones de pesos que transfirió de diversos modos al partido grande de la izquierda mexicana, el PRD. La primera pregunta que le viene a la sesera a Gamés es la siguiente: ¿esos 200 millones incluyen lo que se llevaron Bejarano e Imaz en un maletín y una bolsa de plástico?

Según la entrevista de su periódico El Universal, Carlos Ahumada Kurtz vive en un penthouse de dos plantas en La Recoleta, Buenos Aires. Ahumada dice que tiene en su poder un pagaré firmado por Rosario Robles en el cual se reconocen todas la deudas que el empresario pagó a nombre del PRD: “Que me devuelvan lo que yo pagué a nombre de ellos”. Gil meditó con la mano derecha en el corazón izquierdo (se sabe que Gamés tiene dos corazones): como diría su extinta madre: nada es para siempre y mucho menos el amor. Aigoeeei.

La entrevista de Elena Michel en su periódico El Universal da para lo que a usted le guste: un puchero, un breve ensayo sobre el amor y la deslealtad, un manojo de aforismos sobre el cinismo, un puñado de pagarés con recados eróticos en el reverso, una historia impresentable de la izquierda mexicana, una revelación de la condición humana (ción-ción), un tratado de la ingenuidad, una tesis de la maldad, lo que ustedes quieran y gusten. Ah, la política; ah, el amor; ah, Gil también amó hasta la locura, pero no firmó pagarés.

Diez años después de la danza de los millones, el empresario argentino dice, con la cachaza que siempre lo caracterizó, que le devuelvan su dinero.

Correcto, entonces que muestre las facturas de sus ventas, los documentos de los préstamos, las transacciones bancarias y, si se pudiera, aunque no sea obligatorio, quién sabe, el origen de su fortuna. Gamés no entiende la defensa de este mentecato en la prosa de periodistas de fuste y fusta. Ciro Gómez Leyva lo defiende; correcto, chacun ses amis, pero caramba, lo vimos corromper políticos, grabar reuniones privadas en actos ilegales de quién entregaba y recibía dinero cuyo origen se desconoce. Mucho dinero, por cierto, sin papeles, sin recibos, sin nada que no sea el acto del montón de dinero en efectivo para obtener más tarde dinero a manos llenas, y contratos, y poder, y más dinero, en fon.

Óiganlo responder a la pregunta expresa acerca de los dinerales que transfirió al PRD: “por tonto, por ingenuo. No debí haberlo hecho, pero como para mí el dinero no ha sido una cuestión en mi vida, no vivo para el dinero. El dinero no toma las decisiones de mi vida, y como empresario debí haber dicho ‘no puedo apostar por un proyecto o por las personas en las que creo’, debí cuidar más la cuestión empresarial, lo hice más por sentimiento”. Anjá. ¿De nuevo el amor? Te amo tanto que grabaré a políticos de tu partido recibiendo dinero en maletines, te quiero tanto que antes de este beso quisiera que firmaras este pequeño pagaré de unos 200 millones de pesitos. ¿De dónde salió este cretinazo?

Para Gil no hay diferencia entre Bejarano y Ahumada, con la pena. ¿Qué los diferencia? Nada: dos corruptos, codiciosos, ambiciosos, dispuestos a todo por un fin, una meta. Por cierto, Carlos Imaz tuvo la vergüenza de desaparecer un tiempo y enterrar el cofre de su carrera política unos cuantos años.

Gil estaba a punto de escuchar la máxima en el ático, pero es inútil ante la tautología: la transa es la transa.

Gil s’en va

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Twitter: @GilGamesX