Reaparecidos

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Por:
  • larazon

-PRIMER TIEMPO: El spin de Carlos Salinas. Como sucede cada vez que regresa a México para pasarse un breve tiempo y hacer travesuras, el ex presidente Carlos Salinas preparó su aterrizaje en México: ponencia académica —previo trascendido de que eso iba a suceder—, y entrevistas posteriores para reforzar su nueva ponzoña contra su sucesor, Ernesto Zedillo. No puede borrar de sus rencores a quien, reflejando lo que opinaban de él en el Olimpo, describía el historiador Héctor Aguilar Camín —muy cercano en ese entonces de Salinas— como “el doctorcete”. Pero en esta ocasión, el arponazo es realmente doloroso, porque Salinas se limita a citar palabras ajenas. Estas son las de Robert Rubin, el ex secretario del Tesoro en el gobierno de Bill Clinton, quien en su autobiografía (En Un Mundo Incierto: Duras Opciones Entre Wall Street y Washington) revela que fue el subsecretario Larry Summers quien, en una plática con Zedillo le dijo que tenían que elevar las tasas de interés a los niveles que exigía su país para que rescataran financieramente a México en 1995. O sea, Salinas dice que Zedillo recibió la instrucción de ¡un subsecretario! y obedeció la recomendación de ¡un subsecretario! Con esa afirmación lo achica, lo hace enano. Le cobra una factura muy pesada. Lo que no dice Salinas, sin embargo, es que el propio Rubin declaró varias veces en conferencias, cuando aún era secretario del Tesoro, que la crisis financiera mexicana no había sido culpa de Zedillo —como afirma el ex presidente—, sino como consecuencia de un conjunto de decisiones equivocadas de política económica de su antecesor inmediato. Tan le siguen creyendo en Estados Unidos, que mientras Salinas continúa su ingagotable golpeteo contra Zedillo, esta misma semana nombraron a Zedillo asesor de Citigroup, que tiene las acciones de Banamex.

 SEGUNDO TIEMPO: Llegó para quedarse (un ratito). Aunque siempre está, no siempre aparece. Sobre todo en los últimos tiempos, donde ha hecho un repliegue político para ver los toros desde la barrera. Pero en la última semana, la maestra Elba Esther Gordillo decidió comenzar a mostrarse en público. La última ocasión, este viernes, en la Secretaría de Gobernación, donde fue a un encuentro con el secretario Fernando Gómez Mont. “Viene a grillar”, dijo uno de sus cercanos, sin precisar a qué exactamente se refería.  “Grillar”, en realidad, es de lo que tiene un post doctorado. Lo acaba de hacer en Puebla, donde logró que una alianza de todos los partidos abanderara a su protegido, Rafael Moreno Valle para contender por la gubernatura. Lo está haciendo estos días en contra de Miguel Ángel Yunes, candidato del PAN al gobierno de Veracruz, porque no le pareció que en lugar de renunciar a la dirección del ISSSTE para ir en pos de la victoria, pidiera licencia. ¿Será que no piensa ganar? O, quizás, fue una petición de oficinas más altas a la de Yunes, para que la maestra no empezara a presionar, para que esa dependencia pasara a ser dirigida por alguien de su establo político en reserva. Ella tiene un estómago entrenado en comer sapos, y por eso sigue tejiendo políticamente. Como con Gómez Mont, que debe haber sido un encuentro interesante: ni a ella le cae nada bien el secretario, ni Gómez Mont es de los que piensan que la alianza político-electoral que forjó con el presidente Felipe Calderón en 2006, vale lo que dice ella que vale.

TERCER TIEMPO: ¿Para qué rayos se habrán peleado? La peor pesadilla para Tamaulipas era que el Cártel del Golfo y su brazo armado, Los Zetas, entraran en conflicto. Pues desde hace cuatro semanas, ese infierno se materializó por el asesinato de un narco muy cercano a los jefes de Los Zetas. La consecuencia es que esa entidad, que vivió en calma durante cinco años, entró en convulsión, inestabilidad y terrible violencia. El gobernador Eugenio Hernández está pidiendo rápido la intervención del Ejército ante un problema que lo rebasa por completo, y que llama algo poderosamente la atención: ¿por qué en el quinto año? Si la sucesión en el estado parecía tan amarrada, tan bien negociada, tan planchada entre priistas Si la candidatura en el PAN se había arreglado en el Distrito Federal ¿por qué la dirigencia del partido consideraba que había un precandidato que olía a gas del narco? Pensar mal es inevitable, pero es demasiado coincidente para que sea coincidencia que molestias político-electorales en Tamaulipas, estén tan de la mano con este exabrupto violento.

rrivapalacio@ejecentral.com.mx