Tercera alternancia en la Presidencia y consolidación democrática en México

Tercera alternancia en la Presidencia y consolidación democrática en México
Por:
  • horaciov-columnista

Este breve texto abordará unas reflexiones sobre los resultados electorales del domingo pasado. No prejuzga sobre el desempeño del gobierno electo, sino específicamente sobre cómo queda el tablero de actores y algunas de las lecciones que arrojó la jornada electoral del domingo pasado, atendiendo a los resultados preliminares. Hay que recordar que hoy arrancan los cómputos distritales en todo el país, que serán la fuente de los resultados oficiales –que no definitivos, por las impugnaciones que resolverá, en su caso, el Tribunal Electoral- de las elecciones más importantes del México contemporáneo.

Ganadores. Por supuesto y, en primer lugar, a triada Andrés Manuel López Obrador, su partido Morena y la coalición Juntos Haremos Historia. López Obrador ganó con tal contundencia la elección, que lo regresa a umbrales de votación de los años ochenta y anteriores, pero sin sombra de duda sobre la mayoría del respaldo ciudadano. Adicionalmente, contará con un respaldo legislativo como el que tuvo Carlos Salinas durante todo su gobierno, o la primera legislatura de Ernesto Zedillo: mayoría absoluta en las dos Cámaras del Congreso, por lo que podrá aprobar legislación secundaria y nombramientos sin necesidad de acordar con ninguna otra fuerza política opositora, y quedará a tiro de piedra de convencer al puñado de legisladores que requiera para obtener mayorías calificadas para reformas constitucionales.

El INE. La autoridad electoral administrativa hizo un trabajo ejemplar, como en todas las elecciones federales anteriores, pero ahora sí reconocido por todos los actores políticos. A pesar de las condiciones adversas en las que empezó el proceso electoral, el clima de violencia política germinado en distintos rincones del país y la revisión –a mi juicio– en general errática de algunas de sus decisiones por parte del Tribunal Electoral que pusieron en riesgo aspectos nodales de la logística electoral y confianza en el proceso, el INE, como suele hacerlo desde que era el IFE, sacó la casta y pudo convocar a los ciudadanos que se requieren para sacar adelante la elección. Y no cualquiera, sino la más grande en la historia política de México, en concurrencia con 30 entidades del país. Nadie se brincó las trancas y fue el presidente del INE, Lorenzo Córdova, el que salió en punto de las 8pm a explicar la mecánica de los resultados del conteo rápido, que al filo de las 11pm se anunciaron, para evitar cualquier vacío y manipulación en la comunicación.

Perdedores. El PRI. No hay que abundar mucho sobre la aplanadora electoral que les pasó el domingo y que los deja como fuerza testimonial en la nueva era política que se avecina. Bajo cualquier indicador o dato anecdótico, es el gran derrotado de la jornada electoral. Lo mismo los partidos que seguramente perderán el registro: Nueva Alianza y Encuentro Social.

Reconocimiento de los resultados. Las elecciones presidenciales del año 2000 fueron las últimas en las que ganadores y perdedores, gobierno saliente y candidatos en contienda, aceptaron los resultados. Venturosamente, ahora se replica esa situación que tanta falta hace para erradicar la desconfianza tan generalizada en la esfera electoral. Anaya, Meade y Peña mostraron estatura y madurez política al aceptar la derrota. Ojalá y al candidato al que hoy los resultados favorecieron, hubiera tenido la misma conducta de generosidad política hace doce y seis años. Mucho se hubiera ahorrado el país en términos de construcción de confianza y consolidación democrática.

Por fortuna, las elecciones probaron ser el mecanismo más adecuado para canalizar la competencia política y la formación de gobiernos y parlamentos. Una bofetada para sus críticos.