Trump, Putin y América Latina

Trump, Putin y América Latina
Por:
  • rafaelr-columnista

El gabinete de Donald Trump va tomando forma como un extracto de militares y empresarios de la derecha norteamericana. Tres generales —James Mattis, John Kelly y Michael Flynn—, se ocuparán de la defensa y la seguridad del país.

Banqueros, inversionistas y magnates, como William Ross, Steven Mnuchin, exgerente de Goldman Sachs, y Rex Tillerson, director del gigante petrolero Exxon Mobil, amigo y socio de Vladimir Putin, condecorado en Moscú con la Orden de la Amistad en 2013, se harán cargo del comercio y las relaciones internacionales del nuevo gobierno.

A pocas horas de que Trump anunciara a Tillerson como su secretario de Estado, el asesor de Putin, Yuri Ushakov, y el canciller Sergei Lavrov celebraron el pragmatismo del presidente electo y auguraron años de esplendor inédito en las relaciones entre Washington y Moscú. Trump hizo el anuncio del nombramiento de Tillerson a la vez que se revelaba que un informe de la CIA sostenía que Rusia había hackeado las pasadas elecciones para desfavorecer a Hillary Clinton. Por si fuera poco, en los mismos días, Trump amenazó con privilegiar a Taiwán y abandonar la política de una “sola China” que ha garantizado, por décadas, el vínculo entre Washington y Beijing.

Algo de esa mezcla explosiva de convergencia con Rusia y tensión con China se ha observado en la sostenida retórica de Donald Trump contra el acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP), al que también se opone Putin. Aunque China se mantuvo a la expectativa desde que el proyecto se echó a andar, en la pasada reunión de Lima, Perú, la delegación del país asiático sugirió que, en caso de que Estados Unidos salga del acuerdo, Beijing podría asumir el liderazgo del proyecto.

¿Qué esperar de América Latina en este imprevisto escenario de una alianza entre Washington y Moscú contra China? Lo primero que podría suceder es que aquellos países con mayores intereses chinos –el Cono Sur, Perú y, en menor medida, México—, refuercen sus vínculos comerciales y financieros con el gigante asiático. En cambio, países donde no pesan tanto las inversiones chinas, pero que priorizan el nexo geopolítico y la colaboración militar con Moscú, como los gobernados por el bloque bolivariano, se verían ante la disyuntiva de mantener su trato privilegiado con Rusia, mientras Putin se entiende con su enemigo histórico, Estados Unidos.

¿Cómo justificarían su entendimiento con Rusia las izquierdas bolivarianas, si se confirma que Trump debe su triunfo a la intervención del Kremlin en las pasadas elecciones? El bajísimo perfil que los principales medios de comunicación de ese bloque —Granma, Cubadebate, Telesur…— han dado al escándalo del hackeo ruso y, en general, a la candidatura y la elección de Trump, parecería apuntar a una lógica hiperrealista, sobre todo, en La Habana y Caracas, La Paz y Quito. Si Trump, de la mano de Putin, les ofrece un buen trato, los “antimperialistas” gobiernos del ALBA se disponen a aceptarlo. “Business is business”.

rafael.rojas@3.80.3.65