Un poema de siete hectáreas

Un poema de siete hectáreas
Por:
  • larazon

En 1956 Alfonso Reyes le escribió a Carlos Pellicer agradeciendo que le dedicara su libro Práctica de vuelo: “Tus sonetos me arrebatan. Sabes bien que, tú en tu esfera luminosa y yo en mi laboriosa perplejidad, ambos pertenecemos a la misma familia poética y que nadie, nadie, puede entender tus versos ni amarlos más que yo. Te mando una ráfaga de abrazos; te admiro, te quiero, te agradezco. Estás siempre presente en mi recuerdo y en mi corazón”. Un año más tarde, en una carta llena de poesía y humor, Pellicer quiso compartir con su querido amigo uno de los proyectos que más lo entusiasmó: el traslado de piezas desde la zona arqueológica de La Venta a Villahermosa para diseñar el Parque Museo de La Venta, que se inauguró en marzo de 1958.

Villahermosa, Tabasco,

a 19 de septiembre 1957.

Al Poeta y Maestro Alfonso Reyes,

en la ciudad de México.

[…] Alfonso, por si no lo sabes, te lo diré: yo te quiero mucho y te admiro hasta donde puedo; es decir, ya no puedo más. Cuando yo regrese a la capital iré a verte y te platicaré de la cosa en que ando metido: aquí ando moviendo y transladando milenios hasta de 38 toneladas. ¡Oyeras como crujen! Y cuando se acomodan sobre la plataforma del “Mack”, el que sigue crujiendo soy yo. Figúrate que cuando moví la Gran Piedra Triunfal —ésa de 38 toneladas— pasé la noche sentado pensando que la formidable escultura venía por la carretera a razón de 20 kilómetros por hora y desde una lejanía de más de 150 kilómetros. Ya he trasladado 15 monumentos. Me faltan aún 5 esculturas —mudé dellas de cerca de 50 toneladas —ociosidades del volumen —más un sepulcro megalítico y un gran sarcófago atascado de siglos—. He tenido que ponerme a régimen para envejecer lo suficiente y estar a tono con estas piedras maravillosas que por ser casi desconocidas, cuando yo dé por terminada la mise en public [sic], asombrarán a los mundos.

Pero hombre: Figúrate un poema de siete hectáreas con versos milenarios y encuadernado en misterio. Naturalmente a orillas de un lago con algunos errores llamados cocodrilos. La Setimana [sic] ventura soltaré allí catorce venados que le darán rápida puntuación a tan magnífico texto. Aquí en Tabasco ya sabes que se hila muy delgado. Cuando vas a cortar una flor, se te va pues resultó mariposa, y viceversa. No somos culpables.

¡Allá el sol! En el mismo predio estoy organizando un zoológico con las solas especies tabasqueñas. Tenemos un pájaro que es como la paleta olvidada de un pintor muy joven. También el tapir que es un proyecto descalificado de rinoceronte. Con muy poco esfuerzo completaré la botánica y desa manera los tres reinos estarán en mí y te digo en mí porque ya toda esta negocia [sic] es parte de mi cuerpo.

Todo este manoseo de siglos a la luz del día me ha confirmado que hay que pasar la vida jugando. Claro, jugando y conjugando, y nada de participios: a darle que es gerundio. Pobres de los que se empeñan en jugar en serio, porque... están Xodidos. Porque mira Alfonsito: Cuando yo hace cinco años pensé en la chingamusa ésta, me dije: ¡a ver qué sale! Y claro, lo que ha salido es una cosa tremenda, pero deliciosa. Y es la obra de mi vida. Estoy haciendo un poema con los tres reinos y mucho Hombre. En pequeños refugios de jahuacte y huano —caña y palmera— contra la lluvia o el calor habrá libros de madera con techos brevísimos sobre la Naturaleza y el alma. Cuando quieras escríbeme algunas —frases, bien entendido— que haré incidir sobre planchas delgadas de maderas preciosas. Así, el visitante bueno o malo, tendrá que fregarse y encontrará su sitio. Como ves, a lo mejor todo esto va a resultar bien sabroso. Claro, habrá aguas frescas de frutas tropicantables y a escondidas venderemos Coca-Colas con mentadas de madre. Dentro de un mes regresaré —Dios mediante— a Las Lomas y llamaré por teléfono para ir un día a detallarte más esta información. ¡Aunque te duermas! Y el Parque Museo-Poema de La Venta, en esta fea Villahermosa no lo podré terminar sino hasta junio venidero. Pero ya está muy adelantado.

Saludos para Manuela y Alfonsito y Mate. También para tus preclaros agresores. ¡La sabiduría siempre hiere!

Juega con esta carta y un fósforo encendido, verás ¡qué color!

Tu pobrecito

Carlos Pellicer

Tomado de: Carlos Pellicer/Alfonso Reyes, Correspondencia 1925-1959, Edición de Serge I. Zaïtzeff, Ediciones del Equilibrista-Conaculta, México, 1997.